Así lo determinaron científicos de la UBA y del CONICET que avistaron 2835 canes, 1193 propietarios y 234 paseadores. El estudio también reveló que, en promedio, hay 26 excrementos caninos por vereda en la ciudad.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Solo un tercio de los dueños de perros lleva bolsa para recoger las heces de sus mascotas en la Ciudad de Buenos Aires; una quinta parte no los ata con correas para pasearlos; en promedio, hay 26 excrementos caninos por vereda; y, en las áreas de nivel económico medio y alto, la mitad de los perros sale a los espacios públicos acompañado por un paseador y no por su propietario.
Estos son solo algunos de los datos que arroja el primer informe que relaciona aspectos demográficos y económicos de la población, abundancia de perros, actitudes de las personas que pasean a las mascotas y nivel de contaminación fecal canina en espacios públicos de la capital argentina.
“Hay resultados que nos sorprendieron”, indicó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Diana Rubel, investigadora del Departamento de Ecología, Genética y Evolución en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA, quien lideró el estudio orientado a permitir el desarrollo de estrategias de control sustentables para lo que se ha bautizado como “fecalización” del ambiente urbano.
En el trabajo, científicos y estudiantes universitarios entrenados realizaron una investigación basada en un cuestionario estandarizado y observación directa de 1193 dueños de perros, 234 paseadores y 2835 canes en 67 sitios de muestreo que abarcaron la diversidad de Buenos Aires: desde villas hasta esquinas de Recoleta o Belgrano. El estudio se prolongó durante 23 días.
Los hallazgos fueron publicados en la revista “Preventive Veterinary Medicine”. Las mujeres, tanto las dueñas como las paseadoras, resultan ser más respetuosas de la higiene y llevan con mayor frecuencias bolsas para las heces de sus perros (40% versus 30% de los hombres). Por otra parte, la mayoría de los paseadores lleva a los canes a espacios verdes, pero sólo la mitad de los dueños hace lo mismo. Y en las zonas de bajo nivel socioeconómico, alrededor del 40% de los animales circulan sin control humano por el espacio público.
Respecto del recuento de los desechos caninos, el estudio puso en evidencia que son más frecuentes en aquellas veredas en mal estado. De las 8155 heces observadas fuera de espacios verdes, cerca del 63% se observó en los canteros de los árboles, el 28% sobre las baldosas, el 3% en el cordón de las veredas y casi el 7% en sectores rotos. Una acera muy maltrecha llegó a albergar 239 piezas de excremento.
Por otra parte, 6 de cada 10 mayores de 60 años caminaron con perros por las aceras sin visitar espacios verdes, proporción que se reduce a la mitad entre los más jóvenes.
“Las medidas de control no deberían enfocarse únicamente en los espacios verdes, sino que las veredas también son ambientes en los que hay contaminación y que deberían atenderse con medidas específicas”, afirmó el coautor del estudio, Aníbal Carbajo, investigador del CONICET en el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín.
El artículo 29 de la ordenanza Nº 41831/CD/?/87 de la Ciudad de Buenos Aires establece que “los propietarios o tenedores, deberán proveerse de una escobilla y una bolsa de residuos para recoger las deyecciones de sus animales, en oportunidad de su traslado durante los paseos que realicen en áreas de dominio público”, pero no hay inspectores para hacerla cumplir, indicó Rubel quien también integra el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (IEGEBA) que depende del CONICET.
De acuerdo con la investigadora, la solución de los temas ambientales y sanitarios requiere “generar consensos entre especialistas de distintas disciplinas y los protagonistas, es decir los habitantes de la ciudad. Si un grupo de funcionarios genera una norma sin este trabajo previo, es imposible que la normativa se cumpla a lo largo del tiempo.”