Científicos de Tucumán exploran el uso de una proteína activa contra el responsable de la “podredumbre gris”, una enfermedad que afecta el trigo, las frutillas, las vides, las naranjas, los tomates y otras 200 especies.
(Agencia CyTA-Fundación Leloir)-. Investigadores de Tucumán descubrieron tiempo atrás que una proteína aislada de un hongo patógeno oportunista de plantas de frutillas, llamada AsES, refuerza el sistema inmune de cultivos. Y la usaron para desarrollar un “bioinductor” o “vacuna” ecológica que refuerza las defensas de las plantas, que salió al mercado en 2019 con el nombre Howler.
Ahora, los mismos científicos dieron un paso adelante. Un estudio liderado por el ingeniero químico y doctor en ciencias Juan Carlos Díaz Ricci, en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO), que depende del CONICET y de la Universidad Nacional de Tucumán, demuestra que la proteína es capaz de activar las defensas de la planta contra el patógeno responsable de la “podredumbre gris”: una enfermedad que causa daños millonarios en la producción de 200 especies vegetales, incluyendo el trigo, las frutillas, las vides, las naranjas y los tomates.
En un trabajo publicado en la revista “Molecular Plant Pathology”, los investigadores estudiaron el efecto de la proteína AsES sobre el sistema de defensa de la planta Arabidopsis thaliana, un modelo de investigación que comparte mecanismos biológicos con cultivos de gran importancia agrícola. Y constataron que ayuda a proteger del ataque de Botrytis cinerea, el hongo responsable de la podredumbre gris.
La primera autora del estudio es la biotecnóloga y doctora en biología María del Pilar Caro, becaria postdoctoral de CONICET en el INSIBIO. En base a los resultados obtenidos, se abren nuevas líneas de investigación destinadas a identificar en Arabidopsis el componente (receptor) con el que interactúa la proteína y a partir del cual se activa la respuesta de defensa.
“De avanzar con esta investigación, se podría pensar en la posibilidad de transferir este receptor a plantas insensibles a la acción de la proteína para hacerlas resistentes a diversas enfermedades y reducir así el uso de plaguicidas que alteran el ambiente”, subrayó Díaz Ricci, quien es investigador del CONICET y profesor del Instituto de Química Biológica “Dr. Bernabé Bloj” de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la UNT.
Del trabajo también participaron otros investigadores: Gustavo Martínez Zamora del INSIBIO; Gabriela Conti, Andrea Venturuzzi y Sebastian Asurmendi, del Instituto de Agrobiotecnología y Biología Molecular (IABiMo), que depende del INTA y del CONICET; y Cyril Zipfel y Nicholas Holton, de la Universidad de Anglia Oriental, Reino Unido.