Pertenece a la especie Culex quinquefasciatus. La investigación, conducida por científicos del CONICET y de la Universidad Nacional de Córdoba, analizó ejemplares de esa provincia, de San Juan y La Pampa.
(Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. El virus del Nilo Occidental, que causa encefalitis en humanos, equinos y diferentes especies de aves, se detectó por primera vez en el continente americano en Estados Unidos en 1999. En Argentina, las evidencias indican que el virus ya circulaba en el año 2004 y ha provocado muerte en caballos en haras de Buenos Aires, Entre Ríos y Córdoba.
Ahora, un equipo de científicos de Córdoba comprobó que los mosquitos Culex quinquefasciatus de esa ciudad son incluso más eficientes que los de Estados Unidos para transmitir el virus del Nilo Occidental. El trabajo se publicó en “Transactions of the Royal Society of Tropical Medicine and Hygiene”.
“En Argentina no conocemos prácticamente nada acerca de la biología de este virus y por lo tanto comenzamos a estudiar diferentes aspectos de este virus como las especies de mosquitos que lo transmiten, las especies de aves que se infectan y lo amplifican y la virulencia de la cepa viral que circula en Argentina, entre otros aspectos”, indicó el doctor en biología Adrián Díaz, director del estudio y responsable del Laboratorio de Arbovirus del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella”, dependiente de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
De acuerdo con el estudio, la población de Culex quinquefasciatus colectada en la Provincia de Córdoba es susceptible a la infección con concentraciones relativamente bajas del virus. “Si comparamos los datos obtenidos con datos de poblaciones de la misma especie de mosquitos de Estados Unidos, donde es un vector eficiente, vemos que la población cordobesa analizada es aún más susceptible de infectarse y transmitir el virus”, destacó Díaz.
Los investigadores obtuvieron similares resultados con otras poblaciones de Culex quinquefasciatus provenientes de San Juan y Culex pipiens colectado en Santa Rosa (La Pampa). “Estamos analizando en este momento poblaciones de Entre Ríos (Viale) y la idea es incluir más poblaciones de otras provincias”, afirmó el investigador del CONICET.
Para responder si las poblaciones argentinas de Culex quinquefasciatus pueden transmitir el virus del Nilo Occidental, los científicos realizaron un ensayo de competencia vectorial asociado a un estudio de dosis-respuesta: criaron mosquitos en el laboratorio y los alimentaron con sangre que contenía diferentes concentraciones del virus, para poder establecer el mínimo que necesitan estos mosquitos para infectarse y transmitir.
Culex quinquefasciatus es una especie de mosquito común de amplia distribución en nuestro país y se lo puede encontrar desde el norte hasta el sur de Córdoba y norte de Buenos Aires, tanto en ambientes urbanos como periurbanos.
“Para controlar las poblaciones de este mosquito vector es necesario generar un programa de manejo integral de sus poblaciones, que se basen tanto en campañas de erradicación de criaderos, acciones de educación de la población acerca de la biología y hábitos de las especies de mosquitos vectores y el control químico para disminuir rápidamente la abundancia poblacional en el caso de detección del virus”, puntualizó Díaz.
Para el investigador es muy importante que la población evite la picadura del mosquito Culex quinquefasciatus y tener en cuenta que posee una biología y hábitos diferentes a Aedes aegypti.
“Culex quinquefasciatus es un mosquito que utiliza los mismos criaderos de Aedes aegypti pero también puede criar en sitios naturales como zanjas, charcos y acequias tanto en ambientes urbanizados como periurbanos y se alimenta de noche. Por lo tanto, es importante utilizar repelentes si realizamos actividades al aire libre en espacios vegetados, vestir ropa liviana de colores claros y que cubran el cuerpo, utilizar mosquiteros en nuestras casas y en los cochecitos de bebés”, concluyó.
Del estudio también participaron Octavio Giayetto (becario doctoral del CONICET y primer autor del estudio), Mauricio Beranek y Franco Nazar, del IIByT, del CONICET y de la UNC.