Investigadores de Estados Unidos y de Argentina lograron proteger a ratones contra la infección letal provocada por el virus Junín (JUNV), causante de la fiebre hemorrágica argentina, y podría servir contra otros cuatro patógenos.
(Agencia CyTA-Leloir)-. Mediante el uso de una estrategia terapéutica basada en anticuerpos monoclonales, investigadores de Estados Unidos y de Argentina lograron proteger a ratones contra la infección letal causada por el virus Junín (JUNV), responsable de la fiebre hemorrágica argentina, y creen que podrían usar el mismo enfoque en cuatro patógenos virales relacionados para los que no hay tratamiento,
“Los anticuerpos no son tóxicos, por lo que tiene potencial para ser evaluado en estudios clínicos”, afirmó el doctor en Biología Gustavo Helguera, uno de los directores del estudio e investigador del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) que depende del CONICET.
Además del virus de Junín, los virus Machupo, Chapare, Guanarito y Sabia pertenecen a un grupo (los “mammarenavirus del Nuevo Mundo”) que causan las fiebres hemorrágicas sudamericanas. Por su alta infectividad, mortalidad y capacidad de propagación de persona a persona, se clasifican como “agentes patógenos de categoría A”.
Hasta el momento, solo existe una terapia eficaz contra el virus Junin, el plasma de convalecientes. Sin embargo, “el limitado número de donantes hace que se necesiten nuevas formas terapéuticas”, indicó Helguera, investigador independiente del CONICET. Las otras fiebres hemorrágicas sudamericanas no tienen tratamiento.
El estudio fue publicado en “Nature Communications”. Los investigadores realizaron estudios estructurales y bioinformáticos que demostraron que el anticuerpo monoclonal utilizado (ch128.1/IgG1) se une al mismo sitio del receptor de entrada de esta familia de virus en la superficie de las células.
También establecieron en estudios in vitro que el anticuerpo monoclonal inhibe la infección con una cepa atenuada y otra cepa patogénica del virus Junín, además de proteger a ratones transgénicos de la muerte.
“Estos resultados son alentadores y justifican nuevos estudios que apunten al desarrollo terapéutico del anticuerpo monoclonal ch128.1/IgG1 o de sus derivados para el tratamiento de esta familia de enfermedades infecciosas. Estos estudios son de gran relevancia y originalidad, ya que apuntan al desarrollo de una terapia dirigida que permita el tratamiento de cinco graves enfermedades infecciosas desatendidas de interés regional”, concluyó Helguera.
Brian Gowen, investigador de la Universidad Estatal de Utah, en Estados Unidos, también lideró el estudio. Los otros autores del trabajo son Brady Hickerson, de la Universidad Estatal de Utah y del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos, de Silver Spring, Estados Unidos; Kevin Bailey y Eric Sefing, de la Universidad Estatal de Utah, Estados Unidos; Tracy Daniels-Wells, Pierre Candelaria, Samantha Zink, James Ziegenbein y Manuel Penichet de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos; Cristian Payes, del IBYME y del CONICET; y Lars Clark y Jonathan Abraham, del Instituto Blavatnik y de la Facultad de Medicina de Harvard, en Boston, Estados Unidos.