Durante el último clásico Lanús-Banfield, la viróloga de la Fundación Instituto Leloir (FIL) Andrea Gamarnik recibió la camiseta número 10 del equipo granate y una distinción en “reconocimiento a su aporte a la ciencia y a la humanidad”. ¿Por qué un club de fútbol premió a alguien que se dedica a la investigación en un laboratorio? ¿Qué tienen en común la ciencia y el fútbol? Aquí, algunas respuestas detrás de esta relación que evoluciona a la par del deporte más popular del planeta.
(Agencia CyTA-Leloir).- Poco tiempo atrás, la viróloga Andrea Gamarnik salió, literalmente, a la cancha: durante el último clásico Lanús-Banfield, la investigadora del CONICET en la Fundación Instituto Leloir (FIL) recibió, ante un estadio repleto, la camiseta número 10 del equipo granate y una distinción en “reconocimiento a su aporte a la ciencia y a la humanidad”. ¿Por qué un equipo de fútbol premió a alguien que se dedica a la investigación en un laboratorio, más allá de que en este caso puntual Gamarnik es hincha de ese club? ¿Qué tienen en común la ciencia y el fútbol?
Mucho más de lo que uno podría imaginar, según lo demuestran el hecho de que cada dos años se celebra un Congreso Mundial sobre Ciencia y Fútbol y que la cantidad de artículos publicados sobre el tema en revistas científicas no deja de crecer desde 1980, al punto de que desde ese año se concentran 98% de todos los estudios realizados.
Si bien hay mucha mística y pasión detrás del deporte más popular del mundo, lo cierto es que ciencias y disciplinas como la física, la biología, la medicina, la matemática, la ingeniería, la biomecánica y la ergonomía, entre otras, también entran en juego cada vez que un futbolista patea la pelota. Y acompañaron desde sus inicios el devenir de esta actividad que nació, tal como la conocemos, a mediados del siglo XIX en Inglaterra.
Los campos de juego ya no se embarran ni tienen pozos que los hacen intransitables luego de un temporal; los propios jugadores ahora se alimentan de una manera diferente y realizan preparaciones físicas adaptadas a sus capacidades y a las necesidades del equipo para aprovechar su rendimiento al máximo; de la rigidez de las antiguas pelotas de cuero, que podían duplicar su peso en campos mojados, se evolucionó hasta los balones elásticos e impermeables de la actualidad; los botines rígidos se convirtieron en cómodos y livianos. Estos y muchos otros avances parecen algo natural, pero lo cierto es que nada de eso fue sin mucho trabajo por detrás. Más bien, ejemplos claros de los desarrollos de la ciencia al servicio del deporte.
“La ciencia transformó por completo el fútbol en las últimas tres décadas. Hoy se pueden mensurar las distancias recorridas, las velocidades, las decisiones que se toman y su efectividad”, aseguró a la Agencia CyTA-Leloir Juan Manuel Herbella, subdirector de la Carrera de Especialista en Medicina del Deporte de la Facultad de Medicina de la UBA y exfutbolista profesional. “Hace 30 años, con suerte podías grabar un par de jugadas. En la actualidad todo está protocolizado y monitorizado”, añadió el médico, que también trabaja como periodista científico.
Las estrategias de recuperación de los deportistas después del esfuerzo también experimentaron progresos, Herbella puntualizó que hace 15 o 20 años ya se trabajaba sobre la crioterapia, el masaje o la recuperación activa. “Sin embargo, hoy se mide mejor el grado de fatiga o estrés del futbolista, algo que antes era más difícil porque no había tantas herramientas para evaluarlos o se requería de procedimientos que eran más costosos”, agregó.
Luis Chebel, presidente del Club Atlético Lanús, coincidió: “La tecnología y la ciencia mejoran en todos los sentidos el fútbol profesional”. Y mencionó algunos de los aportes científicos a la actividad como “la posibilidad de hacer análisis de videos, la utilización de GPS que miden el rendimiento de los deportistas y pueden evitar lesiones, la neurociencia, la psicología, y lo relacionado a la medicina, kinesiología y nutrición”.
Además, Chebel resaltó que de la mano de un ingeniero agrónomo su club hizo una reforma general del campo de juego, que incluyó la instalación de un nuevo sistema de riego, ahora computarizado, y de drenaje, que evita la acumulación de agua cuando llueve. Sin dudas, un aporte clave para que los futbolistas puedan desplegar mejor su juego sin importar las inclemencias climáticas. Obras de última tecnología y grandes magnitudes se replican en los estadios de todo el mundo, como las imponentes sedes del Mundial de Qatar 2022 o, más cerca, las que reacondicionaron la cancha de River Plate.
Cuestión de números
Harald Bohr, hermano del célebre Nobel de Física Niels Bohr, llegó a integrar el equipo nacional de Dinamarca de fútbol que ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1908. Pero también fue uno de los más destacados matemáticos daneses del siglo XX y se dice que, cuando defendió su tesis doctoral en 1915, había más fanáticos del fútbol en el auditorio que matemáticos.
Tal vez fue premonitorio, porque una de las ciencias que tomó creciente protagonismo en el fútbol y otros deportes es la llamada “matemática aplicada” asistida por computación. Un ejemplo práctico es el diseño de los torneos (los famosos fixtures o calendarios de encuentros), que mediante el uso de modernas técnicas “puede generar programaciones más atractivas, eficientes y rentables”, dijo a la Agencia CyTA-Leloir Guillermo Durán, matemático y doctor en Computación, investigador del CONICET, y actual decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la UBA.
Un terreno en expansión es el de la “analítica de deportes”, que supone el uso de herramientas de ciencia de datos para múltiples aplicaciones, como conocer mejor el rendimiento físico y deportivo de los jugadores, prevenir lesiones, ayudar a estudiar a los rivales, aportando insumos para la planificación táctica. Esas herramientas de análisis también pueden servir para mejorar la incorporación de jugadores a los planteles, lo que se conoce en inglés como “scouting”. En Inglaterra está bastante expandido. Permite utilizar la artillería de datos de un determinado jugador y anticipar cómo se va a insertar en un plantel, lo que puede ayudar a tomar mejores decisiones en las contrataciones”, destacó Durán.
¿La irrupción del análisis matemático o estadístico en el fútbol hace que se juegue mejor? “Es una buena pregunta”, respondió Durán. “Cuanta más información tengas, deberían mejorar los funcionamientos desde todo punto de vista. Es lo mismo que el VAR: siempre el uso de la tecnología es mejor, más allá de que exista un margen de error. Pero después está la creatividad, lo intrínseco de cada jugador, lo que hacen en función de lo que son. Y el fútbol es muy imprevisible, más que deportes como el básquet o el rugby”, añadió. Y concluyó: “En algún sentido, el periodista Dante Panzeri tenía razón: el fútbol es la dinámica de lo impensado”.