Veintitres estudiantes argentinos y de otros países latinoamericanos tuvieron la oportunidad de aprender las más avanzadas tecnologías biomédicas en el área de la investigación con células madre durante la primera etapa del Programa para el Avance de la Educación en Ciencias Biomédicas en América Latina (PABSELA), que se desarrolló en el Instituto Leloir, en Buenos Aires.
(8/6/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – En la Fundación Instituto Leloir, del 28 de mayo al 10 de junio, 23 estudiantes latinoamericanos provenientes de instituciones públicas y privadas de Argentina, Brasil, Chile y México fueron entrenados en el manejo de tecnologías vinculadas con las células madre.
“Los profesores de los estudiantes seleccionados son expertos de nivel mundial que se especializan en células madre, dentro de lo amplio que es ese campo. En el curso teórico-práctico se trabajó fundamentalmente lo que es cáncer y células madre, neurociencias y células madre, células germinales, espermatozoides y ovocitos y células madre, cardiología y células madre, entre otros temas”, señala el doctor Estanislao Bachrach, presidente de CRIMSON, una Fundación que promueve el Avance del Conocimiento y es socia académica de Harvard Medical International (HMI).
HMI es una organización sin fines de lucro de la Escuela de Medicina de Harvard, en Estados Unidos, que tiene como misión mejorar las ciencias biomédicas en América Latina, entre otros objetivos
HMI y sus socios académicos, la Fundacion CRIMSON y la Fundación Instituto Leloir, llevan adelante el Programa para el Avance de la Educación en Ciencias Biomédicas en América Latina (PABSELA). El programa difunde entre los investigadores de diferentes disciplinas las más modernas tecnologías que se emplean, en el área de las células madre, ingeniería de tejidos y proteómica (ciencia que estudia el conjunto completo de proteínas que se pueden obtener de un genoma), ámbitos de investigación de creciente relevancia para el diagnóstico y potencial tratamiento de numerosas enfermedades.
“Nos hemos comprometido con el Instituto Leloir a desarrollar el programa PABSELA durante tres años a fin de profundizar temáticas relacionadas con células madre. Durante ese período, contaremos con el apoyo de sponsors privados y principalmente de la Secretaría de Ciencia, Técnica e Innovación Productiva de la Nación (SeCyT) que aportará para los primeros tres años del proyecto la cifra de 300 mil dólares, a razón de 100 mil al año” destaca Bachrach.
El experto explica que los temas del programa no son decididos por Harvard, sino que “las temáticas surgen a partir de las inquietudes de los investigadores latinoamericanos. Durante los seminarios que realizamos en el curso, en el que participaron aproximadamente 200 científicos, tomamos encuestas para conocer otros campos de investigación que podríamos promover, por ejemplo, nanotecnología aplicada a las ciencias biomédicas, entre otras posibilidades”.
La nanotecnología, es la ciencia que estudia y manipula la materia a escala atómica, y podría generar una revolución en el campo de la medicina, así como en múltiples áreas.
Profesores
El curso estuvo impartido por nueve profesores e investigadores exclusivos de la Universidad de Harvard, nueve científicos destacados de Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Estados Unidos. “Entre los docentes y científicos argentinos, hubo investigadores del Instituto Leloir y de la Fundación Favaloro”, destaca Bachrach.
La doctora Marcela Bolontrade, investigadora del Laboratorio de Terapia Molecular y Celular del Instituto Leloir, que dirige el doctor Osvaldo Podhajcer, es una de las coordinadoras del programa PABSELA: “Además de desempeñar tareas de coordinación, trabajé en los laboratorios del Instituto como asistente de los profesores que enseñaron a los alumnos diversas técnicas para diferenciar células madre embrionarias de ratón en distintos linajes celulares, por ejemplo, cardiomiocitos, que son células del corazón”, cuenta.
Durante el desarrollo de los trabajos prácticos, Bolontrade también asistió a la doctora Kornelia Polyak, investigadora del Instituto del Cáncer Dana Farber, de Boston. “La experta estadounidense investiga el rol de las células madre en el desarrollo de cáncer de mama y enseñó a los alumnos una técnica de detección de metilaciones específicas llamada Methilation Specific Digital Kariotyping (MSDK, según sus siglas en inglés) que consiste en el uso de enzimas para identificar cambios que se producen en el ADN de las células madre”, aclara Bolontrade.
Al respecto, Bachrach añade: “Polyak investiga el caso de tumores de mama que se derivan de células madre en la glándula mamaria. Esas células sufren una transformación y se vuelven malignas.”
Mediante diversas técnicas, Polyak estudia la evolución de esas células madre que devienen en células cancerosas, como producto de la expresión de determinados cambios en el ADN, “es decir, se expresan determinados genes que convierten a esas células madre en tumores”, explica Bachrach.
En el futuro, la técnica MSDK desarrollada por Polyak podría ser una herramienta útil para determinar cuál es el riesgo que tiene una mujer de desarrollar cáncer de mama, ya que podrían identificarse cambios en las células madre de las glándulas mamarias que luego podrían volverse cancerosas. De esa forma, sería posible diseñar tratamientos para evitar esa enfermedad. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer en el ámbito de la investigación para que tales resultados sean integrados en la práctica médica.
Bolontrade también dictó un seminario sobre el que explica: “Tengo experiencia trabajando con células madre y en el seminario expuse acerca de las células madre adultas de medula ósea, que pueden ser utilizadas como vehículos de genes terapéuticos para inhibir el desarrollo de vasos sanguíneos que aportan oxígeno y nutrientes a las células cancerosas. Esa acción impediría el crecimiento de los tumores”.
Las células madre adultas, que se pueden obtener de la médula ósea, tienen un tropismo, es decir, un movimiento natural hacia zonas de remodelamiento de los tejidos, proceso que ocurre durante la división y multiplicación de las células cancerosas.
“La idea es modificar genéticamente esas células madre, a fin de fortalecer su eficacia terapéutica. Esas células podrían extraerse del propio paciente y ser vectores apropiados para dirigir un gen terapéutico específicamente hacia los tumores”, subraya Bolontrade y continúa: “La idea es desarrollar un tratamiento contra el cáncer que no perjudique el tejido sano del organismo. Por ahora los resultados son preliminares. En la actualidad estoy trabajando en el laboratorio con ratones inoculados con tumores humanos, con el propósito de estudiar la forma en que se desplazan hacia ellos las células madre humanas extraídas de la médula ósea”.
Frutos del Programa
“El balance es más que positivo”, asegura Bachrach y agrega: “Lo demuestra el entusiasmo de los estudiantes y profesores que participaron en el curso y los seminarios. Además, se nos acercaron investigadores de otros centros de investigación de la ciudad de Buenos Aires y del interior de la Argentina interesados en participar en futuros proyectos, que implementaremos en el marco de PABSELA en otros sitios como Mendoza, Rosario y Córdoba”.
Según Bachrach, las actividades realizadas durante el curso permiten armar redes de colaboración entre los estudiantes y los profesores, a los que la Fundación CRIMSON apoyará a lo largo del tiempo.
Una de las alumnas del curso, Pamela Jaramillo, bioquímica que trabaja como investigadora e instructora asociada al Departamento de Biología Celular de la Universidad de Concepción, Chile, señala: “Seguiré en contacto con los compañeros del curso y los profesores para intercambiar ideas e información. Ha sido una experiencia excelente poder compartir conocimientos con científicos latinoamericanos y de otros países”.
Jaramillo está convencida de que lo aprendido le será útil en las investigaciones que desarrolla en el área de ingeniería de tejidos. “Trabajo en un proyecto orientado a desarrollar implantes de cartílago a partir de células madre mesenquimáticas. Aún no se han realizado ensayos en humanos, pero sí en conejos”.
Otra estudiante del curso, la doctora en biología Alejandra Guberman, del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, destaca que “fue una experiencia muy satisfactoria. Tengo planeadas colaboraciones con profesores y una colega de San Pablo que trabaja con células madre embrionarias de ratón para desarrollar neuronas”.
La investigadora argentina trabaja también con células madre embrionarias de ratón para desarrollar miocardiocitos, células del corazón, para un posible uso en la reparación de tejido miocárdico, por ejemplo, en pacientes que padecen la enfermedad de Chagas o que sufrieron un infarto.