Tres nuevos genes que cumplen un rol clave en el desarrollo de la obesidad fueron descubiertos por un equipo internacional de investigadores. Los resultados surgen a partir del análisis del genoma de 2796 voluntarios, de los cuales 1380 padecían obesidad considerada grave. Una especialista argentina comenta la relevancia del trabajo.
(23/01/09 – Agencia CyTA-Instituto Leloir) – La obesidad aumenta a nivel mundial a tal punto que se han convertido en un tema de preocupación para la Organización Mundial de Salud, entre otros organismos internacionales y nacionales. El tener un peso desproporcionado es considerado un factor de riesgo tanto para enfermedades cardiovasculares como para la diabetes tipo II, así como para otras complicaciones de la salud.
“Si bien el aumento de la población obesa a nivel mundial está asociado con cambios en los estilos de vida registrados en las sociedades en las últimas décadas, por ejemplo, el sedentarismo y el tipo de alimentación, en la mayoría de los casos la herencia genética también juega un rol clave”, señala la doctora Mónica Katz, directora del posgrado en Nutrición de la Universidad Favaloro.
Tras analizar el genoma de 2796 voluntarios franceses, 1380 de los cuales padecían obesidad grave y 1416 eran delgados, un equipo internacional de investigadores halló 3 nuevos genes de riesgo en el desarrollo de la obesidad. El proyecto estuvo dirigido por el doctor Philippe Froguel, director del Centro de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS, según sus siglas en francés) y de la sección de Medicina Genómica del Imperial College London.
Los genes descubiertos son NPC1, PTER y MAF. Según explica la doctora Katz la investigación, publicada en la edición del 18 de enero de Nature Genetics, indica que NPC1 interviene en el control del apetito. “Influiría en el 10 por ciento de la obesidad infantil y en el 14 por ciento de la obesidad mórbida del adulto”, puntualiza.Y agrega: “La función de PTER se desconoce pero desempeñaría un rol importante en un tercio de la obesidad infantil y en el 20 por ciento de la obesidad mórbida del adulto.”
Por su parte, el gen MAF, asociado a la insulina y otros péptidos que intervienen en el metabolismo de la glucosa y en la regulación de la ingesta, explicaría 6 por ciento de la obesidad infantil y 16 por ciento de la obesidad mórbida del adulto, señala la especialista.
Para confirmar los resultados, Froguel y sus colegas de centros de investigación de otros países, analizaron muestras genéticas donadas por 14.186 voluntarios de Francia, Suiza, Alemania y Finlandia. El estudio también confirmó que los genes FTO y MCR4, descubiertos con anterioridad, son factores que favorecen la obesidad.
Katz sostiene que este tipo de descubrimientos genéticos permitiría planificar intervenciones tanto terapéuticas como preventivas más personalizadas. “Indudablemente asistimos al comienzo de la era de la nutri-genómica y de la nutrición personalizada”, señala. Y continúa: “Para ello es imprescindible conocer no sólo la acción de cada zona genómica relacionada con ganancia de peso, sino también su efecto sobre el comportamiento vinculado con la alimentación, su interacción con otros genes entre sí, y a su vez la influencia recíproca con factores dietarios y de actividad física.”
Y agrega que la respuesta de las personas tanto a la restricción calórica como a la sobre ingesta son diferentes. ”Esta diferencia sin duda determina la efectividad de las intervenciones”, concluye.