Los ingleses son más sanos que los estadounidenses, según un reciente estudio. Tienen menos riesgo de padecer diabetes y cardiopatías, aun comparando a los ingleses de menores recursos con los habitantes más ricos del país del norte. Todo, según parece, a consecuencia del exceso de fast food.
(04/05/06 – CyTA – Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Los ingleses gozan de mejor salud que sus descendientes en el nuevo continente, informa esta semana NewScientist. Según un reciente estudio realizado por un equipo de investigadores de ambos lados del océano, los británicos tienen menos riesgo de padecer diabetes y cardiopatías que sus pares norteamericanos.
Si bien los estadounidenses de mayor nivel socioeconómico están en mejores condiciones de salud que sus conciudadanos de bajos ingresos, su estado no llega a equipararse al de los ingleses de menores recursos. La salud de los estadounidenses más ricos es tan endeble como la de los ingleses de menores ingresos y nivel educativo.
Los científicos, que publicaron los resultados del estudio en la revista especializada JAMA, llegaron a la conclusión de que la salud de los estadounidenses es mucho más precaria que la de los ingleses después de analizar información oficial sobre 8.000 adultos de entre 55 y 64 años, la mitad de cada país.
En Inglaterra, cerca del 8% de las personas de mayores recursos padecía cardiopatías, mientras que el índice alcanzaba el 12% en Estados Unidos. En los grupos de menores ingresos, el porcentaje de enfermos del corazón era del 11,6% entre los ingleses y del 17,1% en el caso de los estadounidenses.
“No esperábamos semejante diferencia”, comentó James Smith, coautor del trabajo, a NewScientist. De hecho, Inglaterra fue elegida para la comparación porque se suponía que la población tenía características muy similares a la estadounidense. A los fines del análisis, los investigadores sólo se concentraron en información de blancos no hispánicos en ambos países.
Para Smith, el hecho de que los británicos tengan una cobertura de salud garantizada por el Estado no explica las diferencias entre las dos poblaciones, ya que el 94% de los estadounidenses estudiados tenían acceso a un seguro de salud.
El especialista cree que los hábitos alimentarios podrían ser un factor clave, en especial el mayor consumo de comida rápida por parte de los norteamericanos. El 31% de los estadounidenses analizados eran obesos, mientras que sólo el 23% de sus pares europeos sufrían esa condición. Smith también señaló otras causas importantes, que podrían ser el estrés y el sedentarismo. Al fin y al cabo, las tartas de cerdo y los pasteles con crema no parecen ser una combinación tan explosiva si se los mitiga con caminatas y buen temple.