Un equipo de científicos descubrió el receptor de las señales infrarrojas presente en las serpientes. Esa molécula cumple un rol clave en el sistema sensorial que determinadas serpientes emplean para detectar a sus presas en la oscuridad. El trabajo fue publicado en la revista científica Nature.
(31/03/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-.Algunas especies de serpientes tienen órganos sensoriales que les permiten detectar las radiaciones infrarrojas liberadas por sus presas. Un trabajo publicado en la revista Nature describe el hallazgo de la maquinaria molecular responsable de convertir la información infrarroja que reciben las fosetas –órgano sensorial de las serpientes- en señales o impulsos nerviosos. La investigación fue liderada por el biólogo molecular David Julius de la Universidad de California y también participaron científicos de otros centros de investigación de Estados Unidos.
“Las fosetas loreales y las fosetas labiales –situadas entre las fosas nasales y los ojos y a largo de las mandíbulas superior e inferior, respectivamente -constituyen un sistema sensorial exclusivo de algunas serpientes, que tienen como función detectar radiaciones infrarrojas”, explicó a la Agencia CyTA la licenciada Alejandra Hernando del Laboratorio de Herpetología del Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE). Y agregó: “Estos órganos son útiles para analizar el entorno cuando no hay suficiente luz para ver en forma normal. Muchas especies de boas y vipéridos (esta última es una familia de serpientes venenosas) cazan principalmente de noche, acechando a sus presas en la oscuridad. Asimismo los receptores infrarrojos son más informativos de noche cuando, por ejemplo, la diferencia entre la temperatura de un mamífero y su entorno es mayor.”
De acuerdo con la investigadora de la UNNE, esos receptores son sensibles a pequeños cambios de radiación infrarroja del orden de los 0,003°C y transmiten información térmica sobre un amplio rango de temperatura que fluctúa entre 15 y 37°C. “Algunos estudios indican que un vipérido que ha sido cegado puede percibir un ratón, cuya temperatura corporal es 10º C más cálida que su entorno, a una distancia de 70 cm.”, destaca Hernando. Y agrega: “Las serpientes con fosetas consumen una amplia variedad de vertebrados como peces, anfibios, tortugas, caimanes, aves y mamíferos. Para los vipéridos, las aves y los mamíferos son las presas ‘favoritas’.”
Receptor clave
Mediante el empleo de diversas técnicas de laboratorio, los investigadores del trabajo publicado en Nature descubrieron que la proteína llamada TRPA tiene un rol específico como receptor infrarrojo en las fosetas de las serpientes.
Según la especialista en anfibios y reptiles, la licenciada Alejandra Hernando, “el receptor TRPA1 es una molécula ya conocida en el reino animal; está presente tanto en vertebrados como en invertebrados. En algunos vertebrados es un receptor de sustancias químicas irritantes. Este trabajo en particular demuestra su papel clave en la detección de la radiación infrarroja.”
Asimismo la investigadora de la UNNE indica que los detectores de radiación infrarroja “leen” cambios de temperatura, pero también las serpientes pueden percibir –mediante la interpretación de la información- la forma del cuerpo que emite el calor, la dirección y la distancia de la fuente de radiación infrarroja.
“Las serpientes que poseen estos receptores pertenecen a tres familias: Boidae que incluye a las especies de boas como la curiyú y la lampalagua, las Pythonidae o pitones y dentro de la familia Viperidae figuran aquellas que integran la subfamilia Crotalinae conocidas como yarará (Bothrops) y víboras de cascabel (Crotalus)”, puntualiza Hernando.
Fabricación de imágenes
Las señales térmicas recibidas por los termorreceptores o detectores de radiación infrarroja son integradas a las señales visuales en la región óptica del cerebro, dando a la serpiente imágenes visuales e infrarrojas superpuestas de su ambiente, afirma la investigadora de la UNNE.
Ya en la década de 1930, las experiencias de Gladwyn Kingsley Noble y Arthur Henry Schmidt del Museo Americano de Historia Natural de Nueva York revelaron la importancia de los receptores de radiación infrarroja. “Estos investigadores taparon los ojos de serpientes con fosetas anulando la visión y les ofrecían focos encendidos envueltos en una tela opaca. Los animales seguían el movimiento del foco y sólo se registraron tres ataques fallidos de los cuarenta efectuados”, señala Hernando
Si bien las serpientes con fosetas usan las señales térmicas para la alimentación, “se ha propuesto que no sólo habrían evolucionado para localizar la presa ya que los Crotalinae (Vipéridae con fosetas) tienen dietas y comportamientos de depredación semejantes a otros vipéridos (que no tienen fosetas). Las fosetas pueden tener un rol defensivo porque proporcionarían información sobre el tamaño y la forma de un potencial depredador. También podrían ayudar a encontrar un ambiente adecuado para termorregular (regular la temperatura corporal) o hibernar”, concluye la licenciada Hernando.
Las fosetas loreales y las fosetas labiales –situadas entre las fosas nasales y los ojos y a largo de las mandíbulas superior e inferior, respectivamente -constituyen un sistema sensorial exclusivo de algunas serpientes, que tienen como función detectar radiaciones infrarrojas.
Créditos: Biosphoto / Daniel Heuclin / Still Pictures
Algunas serpientes arman perfiles de sus presas a partir de señales infrarrojas.
Créditos: Laboratorio de David Julius de la Universidad de California