Un grupo de investigadores logró provocar en el sistema respiratorio de la mosca de la fruta lesiones similares a las que se producen en los tejidos humanos durante los accidentes cerebrovasculares así como en tejidos de órganos a transplantar. El experimento aporta información de utilidad para la comprensión de dichos procesos y demuestra por primera vez la utilidad de esos insectos en la fisiología de esta clase de lesiones.
(10/12/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Un equipo de biólogos descubrió que la mosca de la fruta es un modelo útil para investigar la fisiología de las lesiones por isquemia y reperfusión.
“Este tipo de lesiones se producen cuando a causa de la falta de oxígeno se acumulan en un tejido del cuerpo sustancias que al entrar en contacto nuevamente con el oxígeno lo transforman en radicales libres que son moléculas tremendamente tóxicas”, señala el doctor Pablo Argibay director del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano.
Esos daños se producen en accidentes cerebrovasculares e infartos cuando determinados tejidos de esos órganos vuelven a recibir flujo de oxígeno.
John Lighton y Pablo Schilman, autores del estudio –publicado en la revista científica Public Library of Science One–, lograron provocar lesiones por anoxia, o falta de oxígeno, y reperfusión en la mosca de la fruta similares a las que se producen en células y tejidos de mamíferos.
Según Schilman, fisiólogo de la Universidad de California, en San Diego, el experimento consistió en “colocar una mosca de la fruta, que pesa alrededor de un miligramo en un sistema que mide el dióxido de carbono (CO2) y el vapor de agua producido por la mosca en tiempo real. La emisión de CO2 es un indicador de la actividad mitocondrial mientras que la liberación de vapor de agua nos indica el estado del control neuromuscular de los espiráculos, que son los encargados de suministrar el aire al sistema respiratorio de los insectos.”
Las mitocondrias son organelas presentes en las células, encargados de suministrar la mayor parte de la energía necesaria para la actividad celular. Actúan como “centrales eléctricas” de las células y cuando el ADN de éstas es atacado por oxidantes, producto de la falta de oxígeno y posterior reperfusión, se produce la muerte celular.
De acuerdo con Schilman, las moscas podían sobrevivir más de una hora en una atmósfera sin oxígeno, pero si se les suministraba un pulso de un minuto de oxígeno sufrían una reducción en la respiración mitocondrial y daños irreversibles en el control de los músculos de los espiráculos.
Esos daños eran dosis-dependiente, es decir “más pulsos cortos de oxigeno producían más daño que menos pulsos”, explican los autores del estudio.
“Esta es la primera vez que se obtiene evidencia fisiológica del daño causado por la reperfusión con oxígeno en un invertebrado”, señala Schilman.
Lighton, de la Universidad de Nevada, en las Vegas, considera que el empleo de las moscas de la fruta como modelos de investigación constituye una herramienta más barata y más fácil de manipular que los vertebrados, por ejemplo, ratas, ratones o conejos. “El uso de este tipo de moscas podría ser un medio útil en el campo de la investigación para comprender mecanismos involucrados en las lesiones por isquemia y reperfusión. Si no comprendemos esos procesos, no seremos capaces de tratarlos de forma efectiva. Esperamos que los investigadores que trabajan en el campo de la biomedicina aprovechen esta oportunidad”, destaca el investigador.
Este tipo de investigaciones de ciencia básica podrían dar pistas para mejorar el tratamiento de infartos como así también el sistema de transplante de órganos.
Aunque reconoce que las soluciones que se han desarrollado hasta la fecha para los trasplantes son muy buenas, el doctor Argibay señala que se dan casos de órganos a transplantar que sufren lesiones al entrar en contacto con el oxígeno. “Por eso, los órganos para trasplante se transportan en líquidos especiales que evitan ese daño, pero sin duda que las medidas de protección podrían ser aún mejores”, concluye el experto.