Investigadores estadounidenses obtuvieron resultados esperanzadores en la lucha contra el cáncer uterino. Diseñaron un tratamiento que combina quimioterapia con Avastin, una droga que bloquea el crecimiento de los tumores.
(07-07-06 – CyTA –Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – El riesgo de mortalidad por cáncer de cuello de útero en Estados Unidos disminuyó en un 30 por ciento para quedar en 50 por ciento mediante el uso concurrente de quimioradioterapia, según datos oficiales del sitio web del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos.
Sin embargo, los tratamientos convencionales no curan a todas las pacientes. Dado que la tasa de mortalidad es alta, muchos médicos intentan dar con efectivos tratamientos.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Washington de St. Louis obtuvieron resultados prometedores al combinar los tratamientos basados en quimioterapia con Avastin o también llamado bevacizumab, un fármaco que inhibe el crecimiento de vasos sanguíneos de los tumores, según revela el portal de la revista científica Gynecologic Oncology de mayo.
“En determinados procesos patológicos como el desarrollo de tumores, la angiogénesis consiste en la formación de nuevos vasos sanguíneos a partir de vasos preexistentes que proporcionan nutrientes y oxígeno a los tejidos cancerosos, elementos que favorecen su crecimiento”, afirma Marcela Bolontrade, investigadora del CONICET que integra el Laboratorio de Terapia Génica del Instituto Leloir y agrega que “la angiogénesis favorece la metástasis”.
Bolontrade explica que el Avastin, utilizado en este estudio y en otros tipos de tumores, así como otros inhibidores de la angiogénesis, es útil para el tratamiento del cáncer dado que al disminuir la irrigación de los tumores, su tamaño disminuye y señala que “la mayor utilidad de estos fármacos radicaría en su capacidad para potenciar el efecto terapéutico de la quimioterapia y la radioterapia”.
Fueron seis las pacientes con cáncer uterino recurrente que participaron en el estudio dirigido por Jason D. Wright, médico del Centro Contra el Cáncer Siteman. Cuatro de ellas respondieron positivamente a la terapia, en uno de los casos, los tumores desaparecieron por completo.
La terapia empleada por Wright produjo en algunos casos efectos secundarios como anemia, presión arterial levemente elevada y presencia abundante de proteínas como albumina en la orina, indicador de posibles complicaciones renales. Sin embargo, desde el punto de vista de los investigadores, las pacientes toleraron bien el tratamiento. Consideraron que los niveles de toxicidad de la terapia médica eran aceptables.
Hasta ahora los resultados de la investigación son preliminares. Wright y un equipo de colegas planean seguir realizando pruebas clínicas con el objetivo de mejorar esTa terapéutica.