(27/11/09 – Agencia CyTA – Instituto Leloir. Por Bruno Geller).- Aunque todas sus congéneres conocidas son carnívoras, hay al menos una especie de araña que se alimenta principalmente de plantas, según acaba de revelar la revista Current Biology. Se trata de la especie Bagheera kiplingi (de la familia Salticidae, “arañas saltadoras”). Trabajando de modo independiente, un equipo de científicos encabezado por los estadounidenses Christopher Meehan, de la Universidad de Arizona, y Eric Olson, de la Universidad de Brandeis, comprobó esta inesperada forma de alimentación en regiones de México (en 2007) y de Costa Rica (en 2001), respectivamente.
“El hallazgo ha dejado desconcertada a toda la comunidad de aracnólogos del mundo”, grafica la doctora Cristina L. Scioscia, Jefa y Curadora de la División Aracnología del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” – CONICET.
Hasta el momento, de las casi 41 mil especies de arañas descriptas, se sabía o presuponía que “todas” eran carnívoras y activas cazadoras de presas vivas, al igual que la mayoría del resto de los arácnidos. “La dieta de las arañas incluye diversos invertebrados (principalmente insectos) e incluso pequeños vertebrados, y todas son predadoras”, explica Scioscia. Como todos los arácnidos, añade la investigadora, las arañas tienen digestión externa, es decir, ingieren los nutrientes en forma líquida y predigeridos por medio de jugos digestivos que introducen en sus presas, de modo tal de convertirlas en una especie de “sopa” que luego van succionando.
De unas pocas especies, casualmente también saltícidas, se había reportado que, ocasionalmente, beben néctar de flores como suplemento nutritivo adicional. “Las saltícidas suelen beber abundante agua y el néctar de las flores podría ser un buen aporte de líquido. También se sabía que algunos ejemplares juveniles de arañas de tela orbicular (de la familia Araneidae, principalmente) pueden ingerir accidentalmente granos de polen adheridos a sus telas cuando las reciclan para construir una nueva. Pero que fueran herbívoras era algo impensado para una araña”, afirma Scioscia.
Descrita en el siglo XIX
Esta araña “herbívora”, la Bagheera kiplingi, fue descripta de Guatemala en 1896, por los esposos George y Elizabeth Peckham, quienes dedicaron el nombre de la especie al escritor Rudyard Kipling, autor de “El libro de la Selva”, y utilizaron para designar el género al apodo del personaje de la pantera negra de esa obra, “Bagheera”. “La especie fue luego citada en México y algunos otros países de Centroamérica, pero no había sido objeto de estudios posteriores sobre su bionomía, es decir, la relación entre estos organismos y su entorno”, explica Scioscia.
Olson y Meehan observaron que Bagheera kiplingi habita sobre plantas de algunas especies de acacias, llamadas “ant-acacias”, que poseen la particularidad de haber co-evolucionado conjuntamente con hormigas del género Pseudomyrmex hacia un mutualismo que les brinda, a las primeras, defensa contra otros posibles herbívoros, y a las hormigas, refugio y alimento.
Sciocia destaca que el alimento principal de las hormigas y de sus larvas, son unas estructuras especiales de las hojas de las acacias llamadas “corpúsculos de Belt”, que son ricos en grasas, fibras y proteínas. Son precisamente estas estructuras las que Bagheera kipling “atrapa” y come como cualquier otra saltícida lo haría con una presa animal, representando la base principal de su dieta.
Para poder documentar esta estrategia alimenticia, los científicos estudiaron y filmaron colonias de de Bagheera kiplingi entre 2001 y 2008 en su hábitat natural. Comprobaron que los corpúsculos de Belt representaban el componente más alto de la dieta sobre cualquier otro alimento ingerido, como néctar y hormigas, y que esa relación era más marcada en las arañas mexicanas respecto a las de Costa Rica.
Hallazgo sorprendente
Esta investigación resulta tan novedosa como increíble y deja abiertos muchos interrogantes, afirma Scioscia. Estas arañas siguen exhibiendo la estrategia de caza ancestral de cualquier otra saltícida, esto es, se agazapan, saltan y atrapan los corpúsculos como si fueran presas animales. Es decir, han evolucionado al herbivorismo pero no perdieron la forma de atrapar presas. “¿Por qué?”, se pregunta Scioscia.
Son también capaces de vivir en comunidad (cientos de ejemplares en una misma planta) como lo hacen las arañas sociales, pero sin comportamiento de cooperativismo. No hay división de trabajo, ya que cada araña atrapa su alimento en forma independiente, compitiendo con las hormigas y no “entre ellas”. “¿Hay entonces una socialización en progreso?”, se interroga Scioscia.
Otras dudas de los científicos son si la presencia de tantas arañas en una misma planta podría mermar el alimento de las hormigas, desestabilizar el mutualismo y producir un perjuicio para las tres especies (“No parece ser el caso”, supone Scioscia) o desde hace cuánto Bagheera kiplingi es vegetariana. “Esperamos ansiosos los resultados de sus nuevas investigaciones”, concluye Scioscia.
Hembra adulta consumiendo un corpúsculo de Belt “cosechado” de la punta de una pínnula de una hoja de acacia.
Créditos: M. Milton