Diseñaron en el laboratorio un método, basado en enzimas bacterianas, que permite convertir sangre de los grupos A, B y AB en sangre del grupo O, que puede ser transfundida a cualquier persona. Si los ensayos clínicos prueban que es seguro y eficaz, los hospitales dispondrían de más reservas de sangre para todos los grupos.
(4/4/07 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Las transfusiones de sangre entre grupos sanguíneos incompatibles pueden provocar una reacción inmunológica que desencadena problemas de salud como anemia o fallo renal, e incluso la muerte. Por esa razón, los centros médicos deben cerciorarse de asegurar la compatibilidad de los grupos sanguíneos de donante y receptor.
El doctor Henryk Clausen, investigador del Departamento de Medicina Celular y Molecular de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y un equipo de colegas, descubrieron que mediante el empleo de enzimas producidas por bacterias, la Elizabethkingia meningosepticum y la Bacterioides fragilis, es posible convertir los grupos de sangre A, B y AB en el grupo O, un tipo de sangre universal que puede ser recibido por cualquier persona. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista científica Nature Biotechniology.
Grupos sanguíneos
Junto a otros factores, los antígenos A y B son azúcares localizados en la superficie de los glóbulos rojos que permiten clasificar a los grupos sanguíneos. Los glóbulos rojos de la sangre humana pueden poseer uno de estos antígenos, ambos o ninguno, dando lugar a cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB y O.
Esto origina, por ejemplo, que si se realiza una transfusión de sangre del grupo A a una persona con sangre del grupo B, los antígenos A inducen la formación de anticuerpos debido a que el sistema inmune los reconoce como extraños. Esa respuesta inmunológica, producto de la incompatibilidad de los grupos, es la que produce complicaciones de salud.
El grupo AB tiene ambos tipos de antígenos y también puede generar reacciones inmunológicas en personas de otros grupos sanguíneos, a diferencia del grupo O, que no expresa ninguno de esos antígenos.
Bacterias útiles
El doctor Henryk Clausen y un equipo de colegas analizaron enzimas producidas por 2500 hongos y bacterias a fin de localizar algunas que tuvieran la propiedad de eliminar los antígenos de la superficie de los glóbulos rojos de los grupos A, B y AB.
Los investigadores descubrieron que las bacterias Elizabethkingia meningosepticum y Bacterioides fragilis, producen enzimas que remueven los antígenos de la superficie de los glóbulos rojos. Las enzimas de la primera y segunda bacterias remueven los antígenos A y B, respectivamente.
Los investigadores purificaron esas enzimas y las usaron para producir sangre del grupo O a partir de los grupos A, B y AB. La sangre del grupo O es muy valiosa dado que se puede transfundir a cualquier persona, por eso recibe el nombre de “sangre universal”.
Clausen y sus colegas planean realizar ensayos clínicos para probar si el método descubiero es seguro, eficaz y no produce complicaciones de ningún tipo. De ser así, los centros médicos podrían disponer de reservas de sangre del grupo O obtenidas a partir del tratamiento de las donaciones de sangre hechas por personas de otros grupos sanguíneos.