Un equipo de ingenieros de la Universidad de Cornell desarrolló robots capaces de recuperarse de un daño y seguir su camino. Los investigadores sueñan con que puedan participar en misiones de rescate y arreglárselas solos en algún planeta lejano.
(20/11/06 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Florencia Mangiapane) – Antes de que los ingenieros los alimenten con su fuente de vida –información sobre la inclinación de su cuerpo y el ángulo de sus articulaciones- yacen como un flan en una mesa de operaciones. Pero tan pronto como reciben esos datos y los utilizan para construir modelos informáticos que pueden predecir los resultados de sus movimientos, parecen transformarse en verdaderos seres indestructibles.
Son los nuevos robots creados por el equipo de Josh Bongard y colegas en la Universidad de Cornell, en Ítaca, Nueva York. No pueden moverse a las zancadas, sino que se arrastran sobre cuatro patas semejantes a una estrella de mar. Sin embargo, ingenio les sobra: son capaces de percibir un daño y responder a él sin ayuda humana. Por ejemplo, si se les rompe una pata, se la pueden arrancar y adaptar el modo de andar para compensar la falla.
El avance, publicado la semana pasada en la revista Science, y difundido por Nature.com, fue recibido con algarabía por otros tecnólogos que trabajan en la misma disciplina, llamada “robótica evolutiva”. Este campo se propone construir robots capaces de aprender a partir de lo que sucede en su entorno, sin asistencia humana, y transmitir a otras máquinas similares sus habilidades.
“Cuanto más inseguro está el robot, menos se mueve”, explica Bongard. Como una persona que tantea cuánto peso soporta su pie malherido antes de seguir andando, la criatura de Bongard evalúa hasta qué punto le sirve el modelo informático bajo el que está actuando. Cuando sufre un daño y sus movimientos ya no se corresponden con el modelo, el robot construye otro modelo que contempla las nuevas condiciones. Si bien no siempre sale airosa de sus conjeturas, la máquina casi siempre se las ingenia para seguir su camino, aunque sea rengueando, explican los autores del trabajo.
La novedad del invento reside en que los robots de Bongard resultan más flexibles y eficientes que otros conocidos hasta ahora, que también se pueden recuperar de un daño sufrido, pero sólo si han sido programados con un plan de contingencia específico, o si prueban infinitas posibilidades de movimiento hasta que logran resolver el problema.
Bongard espera que en el futuro los robots desarrollados en Ítaca lleguen a participar en misiones de búsqueda y rescate o incluso exploren planetas lejanos, donde, en caso de que ocurra un imprevisto, ningún ser humano podrá intervenir para recomponer la máquina.