(21-02-06 – CyTA-Instituto Leloir) – A un año y dos meses del tsunami asiático, los sobrevivientes del desastre, que cobró 300 mil víctimas, todavía esperan ayuda psicológica. Los esfuerzos por normalizar la región siguen
apuntando a mejorar las condiciones materiales y los sistemas de alerta, y no se ocupan tanto de los propios pobladores, según publica la revista NewScientist en su edición de diciembre de 2005.
Para los investigadores, los niños son los más perjudicados. “En lo inmediato, los menores sufren depresión, pesadillas y angustia. Muchos hasta se culpan por la muerte de sus padres, y a largo plazo se ve afectado su desarrollo moral”, señala Armen Goenjian, psiquiatra de la Universidad de California.
Goenjian, que atendió y evaluó a 125 adolescentes sobrevivientes de un terremoto armenio ocurrido en 1988, comprobó que aun aquellos jóvenes asistidos tardíamente, al cabo de cinco años logran reducir de manera significativa el estrés postraumático y la depresión. “Los Gobiernos no pueden seguir haciéndose los distraídos”, reflexiona al evaluar el caso del tsunami.