Estudios de investigadores argentinos y del exterior en fase experimental demuestran que la progesterona previene y revierte lesiones producidas por enfermedades neurodegenerativas o accidentes en las neuronas motoras de la médula espinal.
(04/04/06 – CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller) – Estudios de investigadores del Instituto de Biología y Medicina Experimental dependiente del CONICET y de la Facultad de Medicina de la UBA (IBYME) y del Instituto Nacional de la Salud y de la Investigación Médica (INSERM), Francia, muestran que la progesterona, hormona conocida por el rol clave que cumple en la reproducción, contribuye a la protección de las neuronas motoras de las lesiones que producen las enfermedades neurodegenerativas o los accidentes.
Alejandro F. De Nicola y su equipo tomaron como modelo de estudio a ratones y ratas con lesiones traumáticas o degenerativas en su médula espinal y comprobaron que las tratadas con la hormona experimentaban notables mejorías.
Tanto las enfermedades neurodegenerativas, como los accidentes en la médula espinal, provocan daños en un tejido llamado mielina, que reviste a las neuronas motoras a modo de protección y ayuda en la conducción de los impulsos eléctricos desde y hacia el cerebro. Esta sustancia es imprescindible, porque funciona como el aislante de un cable y garantiza que “la corriente que comunica al cerebro con el resto del cuerpo no se pierda”. Remielinizar las zonas dañadas podría ayudar a los pacientes con lesiones espinales a mejorar funciones relacionadas con los movimientos de los miembros o el control de la vejiga.
En un estudio, publicado en Neurobiology of Disease en el 2002, De Nicola y su equipo trabajaron con ratones con un defecto genético que provocaba un cuadro patológico similar a la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Esta enfermedad afecta a las personas adultas y usualmente es fatal. Algunos de los síntomas que produce son debilidad generalizada y pérdida de tejido muscular, con calambres y espasmos musculares frecuentes.
A algunos animales se les aplicó dosis de progesterona durante un período de tiempo y a otros no. Los investigadores descubrieron que la hormona no sólo preservaba la mielina protectora de las neuronas motoras, sino que además estimulaba su regeneración en las áreas dañadas. En estos ratones, el tratamiento aumentó la supervivencia, mejoró los trastornos motores y atenuó la degeneración neuronal.
De Nicola señala que “los datos interesaron a los neurólogos clínicos del Hospital Ramos Mejía. Con ellos diseñamos un protocolo de tratamiento con progesterona para enfermos de ELA, que ya fue aprobado por el Comité de Etica del hospital. Están en la etapa de reclutar enfermos para su tratamiento.”
Con relación a la posible aplicación de progesterona en casos de traumatismos de médula espinal, De Nicola dice: “Creemos que existe una ventana terapéutica para el tratamiento con progesterona, que debería ser muy precoz, apenas el enfermo sufra la lesión. No existen datos clínicos sobre el beneficio que podrían lograr los pacientes con lesiones de médula espinal tratados con progesterona.”
Precisamente, en EE.UU. se está llevando a cabo un estudio sobre la eficacia de la progesterona en enfermos con traumatismo agudo del cerebro, apoyado por Emory University y el Nacional Institute of Health (NIH) cuyos resultados se conocerán en breve. Este estudio podría generar conclusiones relacionadas con los traumatismos de médula espinal.
“Lo más importante es poder trasladar los resultados del laboratorio a la clínica, lo que se dice, de la mesada del laboratorio a la cama del enfermo”, sostiene De Nicola y agrega: “Pero falta conocer en su totalidad los mecanismos de acción de la progesterona a nivel molecular”.
Otra de las investigaciones realizada por De Nicola y publicada recientemente en el Journal of Neurotrauma en 2006, constituye un acercamiento a la comprensión del camino que sigue la hormona para preservar y regenerar la mielina en las zonas lesionadas de la médula espinal. En este trabajo, las neuronas motoras de ratas con lesiones equivalentes a las que provocan algunos accidentes en los humanos registraron una pérdida de mielina. Luego de aplicar progesterona a los animales lesionados, los investigadores observaron que no sólo se preservaba la mielina protectora de las neuronas motoras, sino que además se estimulaba su regeneración en las áreas dañadas.
Los resultados del estudio indican que la progesterona activa un gen de las neuronas. Este gen estimula la producción de proteínas que son secretadas hacia el entorno de las mismas. Dichas proteínas transformarían ciertas células en oligodendrocitos, células que recubren a las neuronas motoras y que fabrican la mielina.
De Nicola destaca algunas ventajas de la hormona, para el caso de que se desarrollen tratamientos terapeúticos basados en su utilización. Entre ellas, que no produce efectos secundarios importantes y es relativamente barata.
“Para el futuro, sobre todo en pacientes crónicos, hay que pensar en la regeneración mediante terapias génicas, o el implante de células madre. Aquí también la progesterona podría jugar un papel, ya que aumentaría la supervivencia de las células transplantadas”, afirma.
Es posible que en un futuro las lesiones producidas por falta de mielina en el sistema nervioso central se resuelvan con el transplante de células mielinizantes o células madre. Estas últimas son “células en blanco” que tienen el potencial de convertirse en cualquier tipo de célula del cuerpo humano. Pueden obtenerse a partir de tejidos u órganos adultos y en gran cantidad a partir de embriones humanos. Pero esta última fuente de células madre aún no ha sido aprobada legalmente, dada la fuerte controversia que genera entre quienes la defienden y quienes la rechazan, de acuerdo a diferentes valores ideológicos, éticos y religiosos.
Otra alternativa terapéutica sería el desarrollo de tratamientos que posibiliten el aumento de la síntesis endógena de progesterona por parte de la misma médula espinal.
“Hemos visto que el tejido nervioso fabrica sus propios esteroides, entre ellos progesterona, sobre todo después de producida la lesión. Pero nada sabemos de los mecanismos que aumentarían dicha síntesis, que de conocerse, resultaría altamente beneficiosa”, opina De Nicola.
Aún son necesarias nuevas investigaciones para dar con tratamientos efectivos que brinden alivio a las enfermedades neurodegerativas y a los traumatismos de la médula espinal. Los resultados actuales abren un camino prometedor en el campo de la investigación y también de la aplicación médica.