Serie Juguemos a los ¿por qué? / ¿Por qué los rayos y los truenos?

(03/11/10 –Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por María Cristina Chaler)-. Todos habremos vivido una noche de tormenta, los truenos acompañados de los relámpagos son estremecedores y  muchos se atemorizan ante esta situación, pero algunos espíritus inquietos observando el cielo entran en curiosidad: ¿primero un resplandor luminoso y más tarde un enorme estampida llamada trueno?

Quizás nos preguntemos: ¿por qué rayos y truenos? 

La respuesta a esta pregunta puede formularse con leyendas, mitos o verdades científicas como esta.

La  materia es electricidad combinada de modo tal, que se presenta en forma diversa ante nuestros ojos: sólida y contundente, líquida y movediza o gaseosa e invisible, conteniendo vida o siendo abiótica, pero todo no es más que pura electricidad maravillosamente unida.

Los átomos que a su vez conforman moléculas, son núcleos  positivos neutralizados por las cargas negativas de los electrones que se encuentran a su alrededor y se diferencian entre sí,  sólo por la cantidad de carga eléctrica que poseen. Los 92 elementos que forman todo lo que nos rodea se combinan de tal modo que generan la diversidad material del planeta.

Si frotamos la materia, quizás le podemos arrancar algunos electrones y alterar  su neutralidad transformándola en positiva, también puede  suceder lo contrario, le transmitimos electrones y la cargamos negativamente. Debido a esto en los días de tormenta el viento frota a las nubes y éstas  se cargan de grandes cantidades de electricidad de uno de los dos signos, estas masas de vapor de agua cargadas, atraen de la tierra cargas opuestas  por el fenómeno llamado inducción, lo que posibilita la descarga generando lo que conocemos como rayos,  que pueden tener sentido desde la nube hacia la tierra o inverso y van  acompañados  de un gran estruendo llamado trueno.

¿Por qué la diferencias de tiempos para percibirlos?

La velocidad del a luz es de 300000km  en 1 segundo (300000km/s) mientras que la del sonido es de 343 metros por segundo  (343m/s),  con esta diferencia de velocidades por supuesto que primero vemos la luz y pasado un cierto tiempo percibimos el sonido del estruendo que  dicha descarga produce.
Recordemos la nota de Ciencia fácil Nº 14 en donde explicábamos que…


En estos fenómenos  de frotamiento de la materia, las cargas eléctricas se distribuyen uniformemente sobre la superficie de los cuerpos, pero  si los cuerpos tienen puntas en ellas se acumulan y se da lo que denominamos el poder de las puntas:  la densidad (número de cargas/superficie) en ellas es tan grande que las cargas saltan de modo que las moléculas de aire que las rodean se cargan eléctricamente con igual signo y se rechazan entre sí  generando un movimiento que recibe el nombre de viento eléctrico.
Una aplicación de este poder, fue el pararrayos, inventado por Benjamín Franklin en 1752. Está compuesto por una varilla metálica con una o varias puntas. Se coloca en los techos de los edificios altos unido a un cable conductor que a su vez está conectado a una placa metálica que se entierra a cierta profundidad.

Cuando una nube se acerca al pararrayos, le induce cargas de sentido contrario que generan un viento eléctrico de iones (partículas de aire cargadas) que al alcanzarla la neutraliza (quita las cargas) e impide la formación del rayo. Si este viento no llegase a la nube o la acumulación de cargas en ella fuese muy grande como para ser neutralizada, se generará un rayo que descargará a través del pararrayos sin provocar daños.”

Sigamos pensando como científicos y observando a todo lo que nos rodea con suma curiosidad.