El fósil de una flor, hallado en rocas Eocenas de la Provincia de Río Negro, revela que los ancestros de las margaritas, girasoles y cardos –entre otras especies de la familia Asteraceae–, habrían tenido su origen en América del Sur. Los resultados del trabajo fueron publicados en Science.
(01/12/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Una flor fosilizada fue hallada en rocas de una antigüedad de 47,5 millones de años en las cercanías del Río Pichileufú, 60 km al este de la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro. El descubrimiento, realizado por el director del Museo del Lago Gutiérrez, Rodolfo Corsolini, dio el puntapié a una investigación que reunió a especialistas en temáticas como geología, paleobotánica, biogeografía y filogenia, entre otras especialidades.
El hallazgo de esta flor confirma que el origen de la familia Asteraceae, a la cual pertenecen las margaritas y los girasoles, se habría producido en lo que hoy es América del Sur. “El fósil hallado corresponde a una inflorescencia (conjunto de flores) asociada a granos de polen fósiles de la familia Asteraceae”, explicó a la Agencia CyTA la autora principal del estudio, Viviana Barreda, doctora en Ciencias Geológicas y especialista en paleobotánica y paleo-palinología (disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen) del Museo “Bernardino Rivadavia” (MACN). Los resultados de la investigación fueron publicados en la edición de septiembre de la revista científica Science. Además de otros colegas argentinos–la mayoría investigadores del CONICET– en el estudio también participó el doctor Käre Bremer de la Universidad de Estocolmo (Suecia).
Fósil único
El fósil hallado representa el primer registro en su tipo de una inflorescencia de Asteraceae, “constituyéndose en la primera evidencia contundente que apoya hipótesis previas sobre un origen Sudamericano para la familia y una edad Eocena de diferenciación de la misma”, destacó Barreda. Y agregó que “durante el Eoceno –época durante la cual esta planta ancestral vivía – -el supercontinente de Gondwana ya se había fragmentado, pero las masas continentales estaban más cerca que actualmente y todavía se producía algún tipo de intercambio florístico, especialmente por transporte a gran distancia (por el viento o por medio de aves). El clima en la región era cálido y húmedo y se desarrollaba una vegetación exuberante de tipo subtropical.”
Y agregó que actualmente la familia Asteraceae se encuentra ampliamente distribuida en todos los continentes excepto Antártida.
Asimismo la autora principal del estudio destacó que en el fósil resultó difícil distinguir detalles de la flor como estilos (la parte reproductora femenina) y anteras (la parte reproductora masculina) y que por esa razón era complicado decir a que Asteraceae actual se parecía más. “En esta determinación jugó un rol protagónico el polen asociado. El polen -que tiene una gran capacidad de preservación- encierra valiosa información taxonómica y los granos hallados en asociación con la inflorescencia se asemejan muchísimo a sus parientes actuales considerados basales dentro de la familia, con caracteres próximos a un cardo y a algunos integrantes actuales de la flora de América del Sur, como por ejemplo los géneros de las Guayanas y los de las Yungas del norte de Argentina y Bolivia”, concluyó Barreda.
Fósil analizado por Viviana Barreda, doctora en Ciencias Geológicas y especialista en paleobotánica y paleo-palinología del Museo “Bernardino Rivadavia” y sus colegas.
Créditos: MACN