Acaban de establecer el mecanismo que emplea la larva del moscardón cazador de abejas para detectar al gusano blanco, al que parasita para poder convertirse en adulto. De acuerdo con los autores de este hallazgo, investigadores de la UBA y de la Universidad François-Rabelais de Francia, este nuevo conocimiento podría aplicarse al control de esa plaga de la apicultura.
(25/02/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Un hallazgo clave sobre la biología del moscardón cazador de abejas -cuyo nombre científico es Mallophora ruficauda- podría representar un alivio, en el futuro, para quienes se dedican a la apicultura.
“Antes que el moscardón se convierta en un insecto adulto parasita a un gusano blanco del suelo de la especie Cyclocephala signaticollis”, explicó a la Agencia CyTA el licenciado José Crespo, del Grupo de Investigación en Ecofisiología de Parasitoides dirigido por la doctora Marcela Castelo, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Y agregó: “Tras una serie de estudios descubrimos que las larvas del moscardón cazador de abejas detectan las claves químicas del hospedador –el gusano blanco– mediante las sensilias, una especie de pelos sensoriales que se encuentran en los palpos maxilares. Estos palpos son estructuras de forma globosa que están en la parte anterior de la cabeza.”
Los resultados del hallazgo fueron publicados en la revista científica Journal of Insect Physiology. Para la realización de este estudio, la doctora Castelo y el licenciado Crespo recibieron financiamiento del CONICET. En la investigación también participó el doctor Claudio Lazzari del Instituto de Investigación sobre la Biología de los Insectos (IRBI) perteneciente a la Universidad François-Rabelais de Francia.
Adicionalmente, los investigadores identificaron un detalle clave sobre cómo la larva del moscardón detecta las claves químicas liberadas por el gusano blanco. “Determinamos que al moscardón le alcanza con un solo palpo maxilar para poder detectar y encontrar a su hospedador efectivamente, en vez de realizar comparaciones bilaterales entre los dos órganos como hacen muchos otros animales”, destacó Crespo.
Este estudio es el primero en determinar de qué manera este tipo de parasitoides detecta a los hospedadores. “Los resultados de este trabajo son de real interés dada la importancia que tiene el encuentro exitoso del moscardón cazador de abejas con el hospedador. No olvidemos que la supervivencia del parasitoide depende de esto. De esta manera si se lograse controlar la manera en que el parasitoide localiza al hospedador se podría controlar a esta plaga”, concluye Crespo.
Adulto de Mallophora ruficauda alimentándose de una abeja melífera.
Créditos: José Crespo.