Análisis científicos determinaron cómo era la vegetación predominante en el margen oeste de los esteros del Iberá hace 6 mil años. El estudio, realizado en ese sistema natural de  12 mil km2 de superficie y considerado uno de los humedales más importantes de Latinoamérica, fue conducido por investigadores del CONICET.

(06/05/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. En la provincia argentina de Corrientes el sistema de esteros y lagunas del Iberá, abarca alrededor de 12 mil kilómetros cuadrados de superficie y es considerado uno de los humedales más importantes de América Latina.

Un estudio –publicado en la revista de Biología Tropical de Costa Rica– describe cómo fue el pasado de las asociaciones vegetales en el margen oeste del Iberá 6 mil años antes del presente (AP). “Este sistema natural cumple un importante papel en la regulación del clima regional y es uno de los ambientes terrestres más aptos para la preservación del polen fósil”, señaló a la Agencia CyTA uno de los autores principales de la investigación, Lionel Fernández Pacella, investigador del CONICET en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral.

Fernández Pacella y sus colegas recogieron muestras de sedimentos que fueron lavados y filtrados con diferentes técnicas y analizaron los diversos tipos de polen fosilizado. “Mediante la datación con Carbono 14 de las muestras (la cantidad de carbono 14, isótopo radioactivo del carbono, permite determinar la edad) se pudo conocer la antigüedad de los sedimentos que se depositaron en la zona. Asimismo fue posible averiguar datos atmosféricos de esas épocas remotas”, puntualizó el autor principal del estudio.

Algunos años atrás 

De acuerdo con el trabajo, en el área de estudio alrededor de 6 mil años atrás predominó la vegetación herbácea Poaceae, constituida por pastos y juncos, en un clima húmedo. “Este período húmedo finalizó hace 5200 años, tendiendo a condiciones climáticas más secas ya que entre 5170 años A.P. y 3500 años A.P. se establece la vegetación de clima seco y la colonización del espejo de agua por plantas flotantes (Pistia stratiotes o “Repollito de agua”) y la aparición de embalsados (suelo flotante conformada por vegetación)”, describe Fernández Pacella.

A partir de los 3500 años A.P. la frecuencia y variedad de especies características de ambientes húmedos aumentó, predominando las especies palustres (especies de las márgenes de zonas acuáticas) y herbáceas, además del desarrollo del bosque higrófilo (vegetación que habita costas de ríos y arroyos), integrado principalmente por palmeras de la especie Arecastrum sp., y del árbol Urunday (especie Astronium balansae), antecesores de esas mismas especies vegetales que aún crecen en el Iberá.

Paleoclima y paleovegetación

Según explicó Fernández Pacella, la finalidad de este tipo de investigaciones es conocer la evolución y transformación de las asociaciones vegetales y de su influencia sobre la dinámica del sistema Iberá a lo largo del tiempo, entre otros datos.

Sobre el presente del sistema de esteros y lagunas del Iberá, el investigador destacó que constituye un sistema hídrico alimentado en especial por lluvias (1200 a 1500 mm al año). “El clima de la zona es subtropical húmedo, con influencia oceánica dado que el anticiclón del Atlántico Sur moviliza masas de vientos húmedos y cálidos por el nordeste de Argentina”, indicó Fernández Pacella. Y agregó: “Debido a los numerosos intereses (económicos, conservacionistas, políticos, entre otros) que despierta este sistema en Argentina y en Latinoamérica en general, ha sido objeto de estudios que involucraron su fauna, vegetación actual, geomorfología y ecología.”

Para el investigador resulta desafortunado que se hayan deforestado especies naturales en el sistema del Iberá y que luego se haya llevado adelante  una forestación no nativa, con especies destinadas al consumo. “Estas acciones han afectado a la fauna nativa. Por otra parte la ganadería ha influido negativamente en la renovación florística. Los esteros del Iberá son una reserva natural y deberían tratarse como tal”, concluyó Fernández Pacella.

 

FOTO IBERA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las lagunas que conforman el margen oeste de los esteros del Iberá.

Créditos: gentileza de Lionel Fernández Pacella