Investigadores de la Universidad de Salta obtuvieron en el laboratorio compuestos derivados de la naringina -una sustancia presente en el pomelo- con una alta actividad antibacteriana. En estudios de laboratorio esos compuestos inhibieron casi el 100 por ciento de dos tipos de bacterias patógenas que suelen transmitirse a través del consumo de alimentos. Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista científica Journal of Applied Microbiology.
(01/07/11 – Agencia CyTA – Instituto Leloir)-. Entre las bacterias patógenas Gram-positivas la Listeria monocytogenes causa una severa enfermedad conocida como “listeriosis” siendo el consumo de alimentos contaminados la principal vía de transmisión. La Staphylococcus aureus, por su parte, es reconocida como el principal causante de enfermedades gastrointestinales derivadas del consumo de alimentos contaminados con bacterias.
Para neutralizar esos patógenos, investigadores del grupo de Biocatálisis del Instituto de Investigaciones para la Industria Química (INIQUI) de la Universidad Nacional de Salta (UNSa), buscan fórmulas naturales e inocuas para la salud humana que pudieran ser incorporadas en alimentos. Un estudio publicado en la revista científica Journal of Applied Microbiology describe un paso adelante en esa dirección realizada por ese grupo de investigación.
“Nuestro trabajo demostró que ciertos derivados obtenidos en el laboratorio a partir de naringina –un flavonoide presente en el pomelo– tienen una alta actividad antibacteriana”, señaló a la Agencia CyTA el autor principal del estudio, Gustavo Céliz, investigador del INIQUI y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNSa. Y agregó: “Existen muchos antecedentes sobre las propiedades biológicas de naringina. En lo que respecta a las propiedades antimicrobianas, en general se ha informado que no posee una actividad relevante, sin embargo la modificación estructural de una molécula le puede conferir propiedades diferentes.”
En ese sentido Céliz y sus colegas modificaron la estructura de naringina y obtuvieron diferentes compuestos. “Seguimos dos vías de modificación estructural sobre la molécula de naringina. En la primera se eliminaron azúcares de la molécula de naringina para obtener prunina y naringenina, mientras que en la segunda, se incorporaron cadenas de ácidos para obtener otros diversos tipos de moléculas denominadas ésteres de prunina”, señaló el investigador.
Actividad antibacteriana
Para demostrar la actividad antibacteriana de los derivados de la naringina, los científicos colocaron en tubos de ensayo estériles los compuestos a diferentes concentraciones con los microorganismos de interés durante diferentes tiempos, que fueron desde los 30 minutos hasta 24 horas. Luego de estos tiempos se contaron las bacterias viables por recuento de colonias.
“Un tipo de ester de prunina –el éster laurato de prunina que tiene una cadena de doce átomos de carbono– causó una inhibición del 99,99 por ciento frente a la bacteria Listeria monocytogenes a una concentración de 50 miligramos (mg) por litro luego de 30 minutos y una disminución del 99.9999 por ciento de la cepa de Staphylococcus aureus (esto es que de cada millón de bacterias sólo sobrevivió una) a una concentración de 150 mg por litro, luego de 2 horas”, destacó Céliz. Y continuó: “Estos resultados mostraron que es posible obtener derivados de naringina con importantes propiedades antimicrobianas, principalmente sobre bacterias patógenas Gram-positivas”.
De acuerdo con el autor principal del estudio los resultados obtenidos mostraron que la incorporación de cadenas de ácidos grasos a flavonoides de naringina les incrementa el poder antibacteriano. “Por otra parte, el mecanismo de acción por el cual los ésteres inhibieron las bacterias es materia de estudio. Probablemente la razón sea una mayor afinidad con la membrana celular, lo que le permitiría al agente químico desestabilizar la membrana o incluso ingresar a la célula e inhibirla desde dentro. En definitiva, el mecanismo a través del cual se produce la inhibición no está definido, por lo que es una duda por develar”, afirmó Céliz. Y continuó: “Sobre la aplicabilidad de estas sustancias como protectores de alimentos, se tiene en mente estudiar la inhibición en medios reales como alimentos inoculados con patógenos.”
Céliz desarrolló este trabajo como parte de su tesis doctoral dirigida por la doctora Mirta Daz del INIQUI que lidera el grupo de Biocatálisis del INIQUI que viene realizando estudios sobre la aplicación de enzimas al aprovechamiento de residuos de la actividad citrícola y su potencial aplicación industrial. En el estudio también colaboró la doctora Carina Audisio.
Los flavonoides son compuestos químicos propios del reino vegetal y se encuentran ampliamente distribuidos en la naturaleza. En los citrus los flavonoides predominantes son naringina en pomelos, hesperidina en naranjas y eriocitrina en limones. “Una de las actividades económicas de mayor importancia en el noroeste argentino es la producción e industrialización de cítricos, siendo la provincia de Salta la mayor productora de pomelos. Esta industria genera residuos cuyo aprovechamiento reduciría la contaminación producida y aumentaría el valor agregado de la actividad productiva”, explicó Céliz. Y concluyó: “En estos residuos existen en apreciable cantidad flavonoides los cuales tienen aplicaciones como tales debido a numerosos efectos beneficiosos sobre la salud humana, sin embargo su mercado no es muy grande y es necesario diversificar sus aplicaciones y aumentar el valor agregado de su eventual producción.”
Mediante técnicas de laboratorio es posible desarrollar compuestos antibacterianos a partir de residuos del pomelo.
Gustavo Céliz, investigador del Instituto de Investigaciones para la Industria Química de la Universidad Nacional de Salta, autor principal del estudio.
Créditos: Gentileza de Gustavo Céliz