En el contexto del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer, el Instituto Nacional del Cáncer proyectó un documental que aborda las desigualdades en el acceso a asistencia especializada cuando ya no hay tratamientos curativos.
(06/02/12 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. El premiado documental australiano Life Before Death (“Vida antes de la muerte”), filmado en once países, muestra las múltiples formas en que los profesionales de la salud trabajan a diario para acompañar a las personas en la etapa final de sus vidas. En particular, de qué manera enfrentan la “arrolladora epidemia de dolor que amenaza con condenar a uno de cada diez de nosotros a la agonía y a una muerte vergonzosa”, según reza el sitio oficial de la película.
No es casual, entonces, que el filme haya sido estrenado en la Argentina por el Instituto Nacional del Cáncer (INC), en ocasión del día internacional de lucha contra ese mal, el 4 de febrero. Desde su creación, el INC viene trabajando para que las personas puedan obtener alivio del dolor en todas las fases de la enfermedad. “El dolor se produce en alrededor de la tercera parte de los pacientes con cáncer (…) por lo que el alivio de éste y otros síntomas pasa a ser el objetivo principal del tratamiento”, informó el organismo que depende del Ministerio de Salud.
A nivel mundial, existe un movimiento para que el acceso a los opioides y el alivio del dolor sea considerado como uno más de los derechos humanos. Para la doctora Graciela Jacob, integrante del consejo consultivo del INC y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos, una de las principales barreras para la accesibilidad a los cuidados paliativos es el propio desconocimiento de los profesionales. “Es importante que el médico entienda que el dolor es aquello que el paciente dice que tiene y no lo minimice”, afirma.
Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del año 2002, los cuidados paliativos se refieren a una atención de excelencia, que abarque no solamente los aspectos físicos y psicosociales, sino también los aspectos espirituales de cualquier enfermedad avanzada para la cual ya no hay tratamiento curativo. En la Argentina existen casi un centenar de equipos profesionales que se dedican a esta práctica en el sector privado y en hospitales públicos, pero la proporción de pacientes que los reciben varía según la región.
El INC destacó que el acceso a los opioides (la morfina y sus derivados) “es deficiente debido al desconocimiento de los equipos de salud y a las trabas burocráticas para recetar este tipo de analgésicos”. Por su relación con algunas sustancias ilegales, como la heroína, los opioides son de circulación controlada por organismos de salud, pero también por el poder judicial y la policía, lo que conspira contra su utilización oportuna y racional en aquellos pacientes que los necesitan.
En este sentido, el INC trabaja conjuntamente con la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos y con la ANMAT para mejorar el acceso a los opioides, así como también desarrollar y actualizar normas de buenas prácticas farmacéuticas. Durante el 2011, el organismo también realizó un programa de capacitación en cuidados paliativos para médicos y enfermeros de todo el país.
RECUADRO
Cifras de la situación
-El dolor se ha transformado en una epidemia que amenaza al 10 por ciento de las personas al final de su vida.
-Más del 80 por ciento de los pacientes con cáncer no tienen acceso a los analgésicos.
-Más del 80 por ciento de la población mundial vive en países en los que es inexistente o insuficiente el acceso a fármacos para el tratamiento del dolor.
-En América latina sólo el 12 por ciento de los pacientes de grandes ciudades que necesitan de cuidados paliativos pueden acceder a los mismos. Este escaso porcentaje cae a cero cuando se trata de zonas alejadas de centros urbanos.
Fuente: INC
Para la doctora Graciela Jacob, integrante del consejo consultivo del Instituto Nacional del Cáncer y presidenta de la Asociación Argentina de Medicina y Cuidados Paliativos, una de las principales barreras para la accesibilidad a los cuidados paliativos es el propio desconocimiento de los profesionales.
Créditos: INC