Junto a colegas belgas, investigadores de la UCA evalúan el efecto de una misión simulada sobre el ritmo circadiano de los astronautas.

 

(21/11/12 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Científicos argentinos participan el proyecto Mars500 de la Agencia Espacial Europea (ESA) que consiste en la simulación de un viaje tripulado a Marte, un viaje que podría durar 520 días de ida y de vuelta.

Desde junio de 2010, seis tripulantes de un viaje simulado al planeta rojo estuvieron confinados en un centro especial en las instalaciones del Instituto de Problemas Biomédicos y Biológicos (IBMP) en Moscú, Rusia. El 4 de noviembre del año pasado “arribaron de vuelta a la Tierra” y fueron sometidos a un período de cuatro días para chequeos médicos.

El Laboratorio de Neurociencia Aplicada de la UCA participa en el proyecto Mars500 junto con la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica. “Nuestros objetivos son evaluar  el ritmo circadiano (el ritmo de 24 horas) de la actividad del sistema nervioso autónomo a lo largo de los 520 días de confinamiento”, señaló a la Agencia CyTA el doctor Daniel Vigo, investigador del CONICET y docente de la UCA.

Según explicó el especialista, el sistema nervioso autónomo es la parte del sistema nervioso que se encarga de regular los procesos que no dependen de nuestra voluntad. Por ejemplo, es el que determina que la frecuencia cardíaca sea más alta durante el día que durante la noche. “Desde nuestro laboratorio evaluamos cambios en el estado de ánimo a lo largo del confinamiento y si existe relación entre los cambios observados en la actividad del sistema nervioso autónomo y los cambios en el estado de ánimo”, puntualizó.

En lo que respecta al experimento en forma global, se concluyó que no se observaron cambios profundos en el estado físico, psicológico ni social que pudiesen impedir un viaje a Marte. “En forma específica, observamos una disminución en las diferencias día-noche en la actividad del sistema nervioso autónomo. Otros grupos reportaron en forma preliminar alteraciones que van en el mismo sentido, por ejemplo, alteraciones en el ritmo circadiano de la temperatura corporal, disminución de la actividad física durante el día y empeoramiento del sueño durante la noche”, indicó Vigo.

Además de los trastornos circadianos, en el espacio se observan otros cambios que incluyen la adaptación del organismo a la ausencia de gravedad  y la exposición a las radiaciones cósmicas. Las contramedidas, afirmó Vigo, incluyen la exposición a luz brillante por la “mañana” o administración de la hormona inductora del sueño melatonina a la “noche”, dispositivos para simular gravedad artificial, programas de actividad física y aislamiento para prevenir la exposición a radiaciones.

En Mars500 se realizaron experimentos de todo tipo, que evaluaron desde aspectos físicos (actividad del sistema nervioso, actividad cognitiva, resistencia física, entre otros aspectos), psicológicos (estado de ánimo, depresión, ansiedad), sociales (interacciones entre los distintos miembros de la tripulación) y hasta ambientales (crecimiento bacteriano en las instalaciones). Los detalles van a ser discutidos en el primer Taller Internacional de Fisiología Humana en el Espacio, que se va a celebrar en la UCA del 21 al 23 de noviembre.

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El doctor Daniel Vigo, investigador CONICET y docente de la UCA quien participa en el proyecto Mars500 realizando evaluaciones médicas.

Créditos: Departamento de Comunicación de la UCA

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Un momento de relajo en uno de los módulos de Mars500

Créditos: ESA

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Vista externa de las instalaciones de mars500.

Créditos: ESA.