Científicos argentinos y del exterior identificaron el papel clave de una proteína en el proceso que conduce a esa enfermedad, lo cual podría abrir caminos para nuevas terapias.
(29/04/2013 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Una proteína – SPARC- cumple un rol clave en el desarrollo de la fibrosis hepática, antesala de la cirrosis y también del cáncer de hígado, entre otras complicaciones graves para la salud humana. A este resultado llegó un equipo de científicos argentinos y del exterior.
Ahora, la expectativa es facilitar el diseño de tratamientos biológicos que apunten a inhibir la expresión del gen que produce esa proteína, indicó a la Agencia CyTA uno de los autores del hallazgo, el doctor Guillermo Mazzolini, profesor de Fisiopatología y jefe del Laboratorio de Terapia Génica de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
“El gran desafío es tratar de hacer retrotraer la cirrosis una vez que la misma se ha establecido”, subrayó Mazzolini, quien es también investigador del CONICET.
Curar o prevenir la fibrosis hepática evitaría el desarrollo de la cirrosis que en estado avanzado requiere de un transplante de hígado. Asimismo, esa patología puede generar distintas complicaciones para el paciente como el sangrado de varices esofágicas, ictericia, alteraciones de la coagulación, e incluso la aparición de cáncer de hígado.
La etiología de la fibrosis hepática es diversa. Puede ser causada por las hepatitis crónicas por virus B y C, por el consumo excesivo de alcohol o distintas enfermedades autoinmunes o metabólicas.
El trabajo, publicado en la prestigiosa revista científica PLOS ONE, confirma que existe una relación directa entre la producción de la proteína SPARC y el desarrollo de tejido fibrótico o cicatrizal que va atrofiando las funciones del hígado.
Para conocer el papel clave de esa proteína en el desarrollo de la fibrosis hepática, los científicos crearon ratones modificados genéticamente para que no expresaran la proteína SPARC. Pese a que se les inoculó fibrosis hepática, se obtuvo una atenuación significativa de esa enfermedad. Lo contrario sucedió en animales que portaban el gen que fabrica la proteína SPARC.
Asimismo, los investigadores analizaron muestras de tejido hepático de cinco pacientes con cirrosis y las compararon con las de dos personas sanas. Los análisis biológicos demostraron mayor presencia de la proteína SPARC 1 en el grupo que padecía esa enfermedad.
“Los resultados obtenidos pueden tener implicancias médicas”, destacó el doctor Osvaldo Podhajcer, investigador del CONICET y jefe del Laboratorio de Terapia Génica del Instituto Leloir que también participó en el estudio. “Pero los obstáculos que se presentan en humanos podrían ser diferentes a los problemas que se encuentran en animales. Es preciso seguir investigando”.
En el estudio, cuya primera autora es la doctora Catalina Atorrasagasti, de la Universidad Austral, también participaron investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, y de la Universidad de Navarra, en España.
Laboratorio de Terapia Génica de la Universidad Austral