“Hay descubrimientos fantásticos por hacer”
De visita en Argentina, el Nobel de Fìsica 2012, Serge Haroche, señaló que revelar el misterio de la materia oscura o el funcionamiento del cerebro son “aventuras fascinantes” que podrían tener resultados en este siglo. “La investigación básica abre puertas y detrás de ellas hay cosas que nunca antes habías visto”, aseguró.
(08-11-13 – Agencia CyTA-Instituto Leloir / Instituto Balseiro. Por Laura García)-. El físico francés Serge Haroche, Premio Nobel de Física 2012, visitó recientemente San Carlos de Bariloche. Fue en el marco de la 98 Reunión de la Asociación Física Argentina (AFA), que tuvo lugar en su mayor parte en el campus del Instituto Balseiro en el Centro Atómico Bariloche.
Serge Haroche y su colega estadounidense David Wineland, que también obtuvo el galardón, recibieron esa distinción internacional por lograr medir las propiedades cuánticas de las partículas. En el caso del francés, la técnica desarrollada incluyó usar átomos de rubidio para atravesar “nubes” de fotones atrapados en una cavidad entre dos espejos superconductores y así poder estudiar sus estados cuánticos.
Nacido en Casablanca en 1944, Haroche es en la actualidad director del “Collège de France” e investiga en la “École Normale Supérieure”, en París, Francia, donde fue discípulo del francés Claude Cohen-Tannoudji, Nobel de Física 1997. Para abrir la reunión de la AFA, Haroche brindó la charla “Haciendo malabares con fotones en una caja para explorar el mundo cuántico” (el que estudia los fenómenos en escalas microscópicas) en un teatro barilochense, “La Baita”, ¡a sala llena! Luego, ofreció una entrevista exclusiva.
¿Fue muy difícil medir las propiedades cuánticas de las partículas?
Sí, fue difícil técnicamente. Lo que intentamos hacer fue medir y manipular fotones, que son partículas de luz muy frágiles. Son muy difíciles de observar sin destruirlas. Nos llevó mucho tiempo desarrollar tecnologías para poder hacer esto. Y también tuvimos que evaluar qué tipo de átomos podíamos usar para detectar los fotones y construir la “caja” o cavidad para atraparlos. Implicó el desarrollo de tecnologías y también tuvimos que inventar nuevos métodos.
¿Por qué pasó tanto tiempo hasta que se pudo medir experimentalmente algo que sólo era teórico?
Aunque la física cuántica comenzó hace casi cien años, en esa época era imposible realizar estos experimentos en partículas individuales porque la tecnología no estaba lista para ello. Esta tecnología se desarrolló en los `70, `80 y `90, sobre todo con el láser, que produce luz muy intensa con una frecuencia precisa que permite manipular átomos.
¿Podría contar por qué eligió estudiar física?
Cuando era estudiante, era una época en la que el desarrollo de los cohetes y los satélites era muy excitante. Con la poca matemática que se sabía en esos tiempos se podía, por ejemplo, calcular la velocidad de un cohete para enviar al hombre a la Luna. En mi caso, estaba fascinado con el hecho de que la naturaleza podía ser entendida con las leyes de la matemática. En esa época ya sabía que quería estudiar física pero aún no sabía qué tipo de física quería seguir. Cuando entré como estudiante a la École Normale, quedé fascinado con las clases de gente como Alfred Kastler y Claude Cohen-Tannoudji que me introdujeron en los misterios y la belleza del mundo cuántico. Así que empecé a trabajar en esa dirección.
¿Qué le diría a estudiantes de física que se están preguntando qué seguir?
Que deberían seguir algo por lo que sientan curiosidad y pasión. Hay muchas cosas que aún deben ser descubiertas, que son desconocidas, en la Naturaleza. Por ejemplo, en el universo hay una materia misteriosa, la materia oscura, que nadie sabe qué es. Hay descubrimientos fantásticos por hacer. No sólo en la física, también en la biología hay grandes descubrimientos que ocurrirán en este siglo. Por ejemplo, entender cómo funciona el cerebro es una aventura fascinante.
¿Qué está haciendo ahora? ¿Cuáles son los próximos desafíos?
Estamos tratando de hacer ahora es desarrollar metales para controlar los estados cuánticos y así intentar disminuir la “decoherencia”, que es un fenómeno que lava los efectos cuánticos cuando se mira un sistema. Para aplicar el control de partículas en aplicaciones útiles se necesita controlar la “decoherencia”, para así evitar que un montón de información se pierda en el ambiente. Así que estamos trabajando en esa dirección. Aunque personalmente no tengo demasiado tiempo porque estoy viajando mucho. Además soy el director del Collège de France. Es una institución muy interesante, porque hay muchos profesores que enseñan en muchos campos distintos y damos clases abiertas: la gente puede venir sin tener que inscribirse ni dar exámenes.
¿El Premio Nobel le cambió la vida?
Sí, un montón. Antes nadie quería sacarse fotos conmigo (risas). No es siempre para bien, te quita mucha energía. Pero por supuesto te da oportunidades, y mi esposa (una socióloga con quien tuvo dos hijos, un médico y un abogado) me acompaña en los viajes y nos da la oportunidad de conocer lugares muy interesantes, como la Argentina.
En su presentación, para hablar sobre la detección de fotones mencionó el título de una novela de Gabriel García Márquez, “Crónica de una Muerte Anunciada”…
Sí, me gusta leer autores sudamericanos. García Márquez, Vargas Llosa, y por supuesto también Borges, que tiene interés por las paradojas. La física cuántica está llena de paradojas.
Usted también dijo que las computadoras cuánticas son una utopía por ahora, pero también contó que Schrödinger pensaba que medir partículas individuales era algo ridículo.
Sí, por eso nunca diría nunca. Es muy difícil decir eso de algo que nunca ocurrió. Pienso que es impredecible y lo que pase quizás nos sorprenda más que la computación cuántica. No podemos imaginar qué resultados habrá… Eso es lo fascinante de la investigación básica. Abre puertas y detrás de ellas hay cosas que nunca antes habías visto.
Serge Haroche, Premio Nobel de la Física 2012.
Crédito: Instituto Balseiro