El presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente advirtió sobre el daño a ese recurso no renovable a lo largo de los 4500 kilómetros de la costa argentina.
(07/0214 – Agencia CyTA-Instituto Leloir. Por Bruno Geller)-. Las dunas, el reservorio que alimenta de arena a las playas, corren peligro en varias zonas costeras de la Argentina.
“El único factor que deteriora a las dunas es la acción humana”, afirmó a la Agencia CyTA el doctor Jorge Codignotto, investigador principal del CONICET y presidente de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.
Un planeamiento urbano inadecuado y la concesión de permisos de construcción sobre las dunas son algunos de los factores principales que amenazan ese recurso. “En Villa Gesell, el proyecto inmobiliario Mandalay fue frenado por la acción de parte de la población mediante recursos en la justicia. Hay casos similares en diversos municipios”, indicó el doctor Codignotto, quien también fue presidente de la Asociación Geológica Argentina.
A lo largo de los 4500 kilómetros de costa argentina, las dunas son abundantes. “Por ser el destino turístico más frecuentado del país, desde hace aproximadamente un siglo, es necesario normar el manejo costero”, destacó el geólogo.
Existen algunas reglamentaciones destinadas a la protección de las dunas. La Provincia de Buenos Aires dictó el decreto 3202 el 29 de noviembre de 2006 donde, por primera vez, se establecen normas de urbanización de la faja costera. “Sin embargo lo que hace falta es un instituto que norme el uso de la franja costera que, sin invadir las incumbencias de los diversos municipios y provincias, tengan reglas sobre la utilización del recurso costero que es un bien no renovable”, afirmó Codignotto.
Las dunas costeras cumplen funciones esenciales dentro del ecosistema. “Impide que el agua de lluvia llegue a la costa por escorrentía, la retiene y la insume por lo cual el agua llega al mar filtrada naturalmente y sin producir erosión”, explicó.
Cuando se destruye la duna, las calles perpendiculares a la línea de costa llevan el agua de las lluvias torrenciales, generando en la playa un canal por arrastre de arena equivalente a unas 10 toneladas. “Es decir que solamente 10 calles extraen 100 toneladas de arena que se lleva la corriente de deriva como una cinta transportadora”, subrayó Codignotto. Y agregó: “Además contamina el sector costero con los residuos que arrastra el agua después de, por ejemplo, una lluvia intensa de 2 a 3 horas”.
Consultado sobre cuál es la barrera principal que impide la solución de esta problemática, el especialista señaló la falta de una “accionar conjunto” de la ciencia y la política. “La brecha epistemológica parece ser insalvable”, lamentó.
En este clásico esquema de fotos “antes y después” se observa cómo la destrucción de dunas le quita a las playas su fuente principal de arena.
Créditos: Gentileza del doctor Jorge Codignotto