Una comisión que integran 12 países presentó una propuesta que fijaría cuotas de captura para las ballenas por los próximos 10 años a Japón, Noruega e Islandia. De aprobarse, esta iniciativa podría representar el fin de la prohibición mundial a la cacería comercial de ballenas, advierte el Instituto de Conservación de Ballenas.

(02/03/10 – Agencia CyTA-Instituto Leloir)-. Un grupo de doce naciones integrantes de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) elaboró una propuesta que podría representar el fin de la prohibición mundial a la cacería comercial de ballenas, resolución que esa misma comisión adoptó en 1982. El proyecto que se hizo público el 22 de febrero de 2010 propone que los países miembro de la CBI establezcan cuotas de captura por los próximos 10 años.

“Durante más de una década, la dualidad de intereses conservacionistas versus los pro cacería fue ocasionando un bloqueo dentro la Comisión Ballenera Internacional que llevó casi al colapso a ese organismo”, señaló a la Agencia CyTA  Roxana Schteinbarg, coordinadora ejecutiva del Instituto de Conservación de Ballenas (ICB). Y agregó: “ A fin de intentar resolver esta situación la Comisión Ballenera Internacional conformó, en 2008, un  grupo de trabajo constituido por 28 países para llevar adelante las negociaciones por el futuro de ese organismo que hoy cuenta con 88 países miembros. Finalmente dada la imposibilidad de lograr un consenso, la redacción de la propuesta de acuerdo se delegó a un grupo mas reducido integrado por 12 países denominado ‘grupo de apoyo’”.

Entre otras medidas, ese grupo propuso que la Comisión Ballenera Internacional establezca cupos de captura de ballenas.

“Pese a que la misma comisión prohibió la cacería mundial de ballenas con fines comerciales en 1982, flotas de Japón, Islandia y Noruega continúan capturando a esos mamíferos. Japón llega a cazar mil ejemplares por año y afirma que lo hace bajo supuestos fines cientificos”, dijo  Schteinbarg y agregó: “La propuesta del grupo de los doce es que si se definen cuotas de captura de ballenas por los próximos diez años, se pondría bajo el control de la comisión internacional las operaciones balleneras que llevan adelante Japón, Noruega e Islandia y se reduciría el número de ballenas cazadas. Sin embargo, esta opción es inaceptable ya que se  estaría legalizando las operaciones balleneras de estos tres países y se daría fin a la prohibición existente a la cacería comercial de ballenas, permitiendo además la continuidad de esta actividad en aguas del Santuario del Océano Austral.”

En 1994 la CBI declaró a las aguas que rodean a la Antártica como Santuario Ballenero del Océano Sur o Austral.

Al igual que muchos otros especialistas, Schteinbarg sostiene que la caza comercial de ballenas no se puede permitir y  nada justifica que se sigan matando ballenas con fines cientificos cuando existen formas de estudiarlas con otros métodos. “La Comisión Ballenera Internacional debe ser un organismo de gestión y conservación de cetáceos adecuados a los tiempos actuales. De este modo evitaremos que se repita lo sucedido en el siglo pasado cuando las ballenas fueron cazadas casi hasta su extinción”, expresó en entrevista con la Agencia CyTA.

La propuesta del grupo de los doce países es analizada por un Grupo de Trabajo de la Comisión Ballenera Internacional  durante una reunión que tiene lugar entre el 2 y el 4 de marzo en St. Petersburg (Florida, Estados Unidos). Esta propuesta será discutida en dicho encuentro y posteriormente será presentada en la próxima Reunión Plenaria Anual de la Comisión Ballenera Internacional.

En la reunión de St. Petersburg también intervienen las delegaciones de la Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, México y Panamá y “tendrán un rol vital para no permitir que la propuesta a favor de las cuotas de captura de ballenas prospere. Estamos convencidos que la ciudadanía nos acompañará rechazando esta propuesta, este es el momento para actuar y asegurar un futuro para las ballenas”, subrayó Schteinbarg.

El contexto mundial ha cambiado para las ballenas. Su caza no es la única amenaza que las  pone en peligro. En la actualidad también sufren los efectos del cambio climático, el enmallamiento en redes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la alteración de su habitat por la contaminación química y sonora, entre otros factores. “Estos cetáceos de casi 60 toneladas de peso no son un producto cosechable; son unos de los animales más emblemáticos que nos quedan en el planeta a los que debemos proteger. Además hay que tener en cuenta que, a causa de a sus ciclos reproductivos (por lo general la hembra tiene una cría cada tres años) la recuperación de esta especie es muy lenta. La duración de la gestación es de un año y las madres amamantan a sus crías durante los primeros 12 meses” concluye Schteinbarg quien va a asistir a la reunión de St. Petersburg en representación del Instituto de Conservacion de Ballenas.

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¿Licencia para aumentar la caza de ballenas?

Créditos: www.ifaw.org